jueves, diciembre 30, 2010

Juan, te escribo pero cayendo en un error, lo hago desde un convencimiento. Quien esta seguro de algo deja de proponer para empezar a imponer. Yo me convenci de que escribo desesperadamente.

La desesperación es un estado en el que hemos perdido la esperanza, pero tambien hemos perdido el miedo.

Yo no pierdo el miedo, mas bien el miedo me pierde a mi, me atormenta pensar en el tiempo, estar detenido aunque el reloj persista.

No aceptar que nuestra existencia resulta insignificante e inutil al mirarla contra la cegadora luz del tiempo sería soberbia. Pero el tiempo esta ahi. Imposible no mirar las cosas en contra de su cegadora luz. Tenemos que resignarnos ante nuestra inexistencia. Sin embargo, esta la música, ella tiene algunos instantes para sedarnos, para sumergirnos en un abismo de sensaciones. La música no nos hace sentir que existimos, algo mucho mejor: nos hace olvidarnos de lo que nos ata.

Y yo tengo miedo de tener que volver a trabajar en ese lugar, tengo miedo de que no resista no poder leer, y me encierre nervioso en un baño para poder consumirme algunas paginitas. tengo miedo a fin de cuentas, de tener que aparentar que trabajo y que lo deseo, pues estoy convencido tambien de que no quiero trabajar en eso, y que no quierio tampoco tener que aprentar que lo deseo. Pero a pesar de todo, si quiero su maldito dinero. Talvez por eso aquello de la deseperación.

Te escribo desesperado tambien para decirte que intente enviarte las fotos de Violeta, pero el cable de la camara lo perdimos en Villavicencio, conseguiremos uno cuanto antes (por eso aquello del maldito dinero...) y podras verla, al menos en dos dimensiones. Tambien me agradaria mucho encerrarme en un cuarto de la casa de Tia Mimi para hablar algunas telefonicas horas, hablarte ademas, de la infinita gloria del rojo, cuya grandeza podran intentar imitarla los demas, pero jamas la van a igualar. El mas Grande. América de Cali. LaMechita.