viernes, septiembre 30, 2011

dos peces con la misma red
que hace organico un impulso?
que respuesta sensorial se activa? que permite conectar con otro cuerpo
que percibe
via negativa
tendencia a mostrar
dar a lo demas una imagen
mejor
subestimarlos
estar seguro de lo que soy
no hay peor error
peor condena
tensiones que retienen
encierro angustioso el de apretar
se cierra mi laringe como se cierra mi oido
me cierro
solo esta vanidad divina
que me permite seguir
hacia el frente
manteniendo la mirada
propios ojos mios que tambien me miran
que trampa
que parezcan tan normales los espejos
la sordera
fornincar conmigo mismo
ocultando cosas
huellas que deja
quien no camina
no puede
caer
despertarse
no al fondo
en caida
del cielo
de promesas y premoniciones
abajo
del sexo
arde
suenan cuerdas
problemas
desafino
no hay conexion
desvestirse hasta tratarse mal
desarma y sangra
musculos prisioneros
de miedo
de coagulos
por venas, arterias
hasta el craneo
taponando el flujo se sangre hasta explotar
romper los vasos
regar el whisky
perder la rubia
otra vez
masturbarse?
patear la calle
fumar hachis
atrevido y fuerte
toser
la vida
por la ventana
lanzarse
al agua
salpicar
el piso
reventarse
es mas sensato
mas sincero
mas organico
que sonreir
menos mal
porque es tarde
para perseguirme
hay que saltar
para sobrevivir
el frio que calma
asesina
trasngrede
quien siente
sospecha
bosteza
hambre tiene
quien no come
que vomita?
que defeca?
la noche
se pierde
se oxida
mojada
traicion
echartelo en cara
escupirte
de patadas y dinero
relamerme
indigestarme de mi carne
de mi leche
bebo
hasta emborrachar
orinar
la puerta de una iglesia
el pecado
la hierba
para que se seque
echarle cerveza
meterla en el fuego
cocinarla
quemarle
los genitales
los analistas
no podran entender
las represiones
de mi mente
adicta
a todo
el dolor
la rutina
de morir
ahorcado
por la mano
amiga
que cede
las drogas
las frutas
podridas
repletas
de hongos
que alucinas
los carceleros de la humanidad
no me atraparan
no
dos veces con la misma red

jueves, septiembre 22, 2011

Persuación

Desaparecer, es como sonreir.

Condenado a cadena perpetua, Emilio Islas recibe una vez más su plato de comida por entre los barrotes, lo toma en sus manos y se sienta contra el muro de concreto, reposa en su canto la vajilla sucia apenas untada de fríjoles fríos, empuña una cuchara desechable, no se les deben dar a los presos cubiertos de metal, no se les debe dar la posibilidad de morir, no merece descanso quien ha violentado las reglas y con ellas a la sociedad en la que convive. ¿Que cuesta obedecer lo que esta escrito? Si solo existe y fue escrito porque pretende el bienestar común, por eso le mira con desprecio el teniente Adrián Urbano, le mira como debe mirarlo alguien que es moralmente superior, le mira para juzgarlo y castigarlo, a veces no le mira, simplemente lo golpea, encargado hace ya más de cinco años de la zona de alta seguridad en la penitenciaria.
Sin llevar a su boca un solo trozo de comida, Islas sostiene sin parpadear la tétrica mirada del teniente, enfrentada por años a criminales, violadores y psicópatas, ojos que le advierten de una violencia reprimida en el pecho, ojos con pupilas conscientes del uniforme que permite desfogar esa violencia, ojos que ya no se sacian facilmente de dolor, la mirada penetrante y ausente del sadismo, mantener el contacto visual es desafiar la sumisión, persistir pese a estas, que quizá aún no sean las peores condiciones.
En otras circunstancias, Islas había sentido temor sincero, empapado entre sábanas de sal, sin poder conciliar un solo segundo de sueño, durante tantas noches que de manera sospechosa se acontecen una tras la otra, como disimulando que agotan el tiempo, ya acostumbrado a no conseguir dormir, permanecía en silencio, ese era su grito agónico, un grito que cuesta más escuchar. Algunas noches estallaba una carcajada entre las sombras del pasillo, era el teniente Urbano, esa risotada lo petrificaba, como si doliera, sudaba y lágrimas brotaban de el toda la noche.
Tras meses sin dormir, sin un solo instante de alivio, Emilio padeció la celda húmeda sin poder mirar a los ojos a nadie, esperando sin ansias que los años se fueran llevando poco a poco todo, su cuerpo, su sufrimiento, su laceración constante e imperceptible, quizá el miedo, que lo había torturado permanentemente, que quebraba su piel y sus deseos hasta convertirlo en un hombre deforme sin intenciones ni voluntad, que lo arrastraba a cada momento a ese otro encierro del insomnio, que lo perseguía en el baño, en el patio, bajo las sabanas impregnadas de saliva, de sal, de semen, respiraba el aire denso de la esclavitud argumentada jurídicamente, derramado en el piso de la celda, consumiéndolo y embelesándolo de masoquismo en su lento deterior. ¿A que otra cosa puede conducir el eterno dolor si no al placer?
Urbano no lo mataba a golpes, por el placer de sentirlo respirar sin vida, ese miedo se convirtió en rencor, y esta noche el rencor en atrevimiento, la venganza resignada de quien subestima.
Emilio Islas siguió mirando al teniente, hasta que este desvió los ojos.
El riesgo de mirar, pudo sentir los azotes antes de recibirlos.
Pero ahora era él quien daba los golpes.
La comida se pelea a muerte contra otros perros.
Usted a mi me la regala.
Adrián Urbano no supo quien estaba más encerrado.

Que falta que hace un cubierto de metal.
¿De que otra forma podrán terminar las perseguidos?


hoy


tal como ayer


se hizo cuchillo en mi.

miércoles, septiembre 21, 2011

Verbo

Quiero dejar de hacer esas cosas que hago para darme nombre, renuncio a la forma que produzca sea cual sea. Me resigno a no tener acción.
Ahora, por más que pretenda no hacer nada. Solo el hecho de pretender ya me hace falso, nada orgánico saldrá de pretender, de predisponer.
No sé con el permiso de quien escribo.

lunes, septiembre 19, 2011

Construcción Destructiva

¿Quien osa describir los instintos?
¡Quien asegura infame que este desorden será el hambre de nuestros hijos!

¡Quien sin miedo nos violenta la piel!
Quien aún grita con seguridad sus certezas, ese es quien nos impulsará a matar.
Cerraremos la puerta de su casa, aseguraremos el picaporte desde adentro, porque querremos intimidad, porque no querremos ser vistos desnudos, porque no expondremos el placer de su sangre a la luz del sol, porque este regocijo deberá ser un secreto, porque nuestro cuchillo tendrá el frío de la vergüenza, este desahogo será también una arremetida sexual, una violación a su moralidad, la transgresión a sus almas vírgenes, ya no serán tan inmortales como dijeron serlo, ya no tendrán tantos amigos para protegerlos, porque dormirán tranquilos en sus camas, porque las sábanas rojas serán su lecho de muerte.
Romperemos su carne. Sus fibras y huesos.
Una vez muerto, todavía creeremos poder hablarle, humillarle, susurrar al sordo oído nuestras palabras indignas.
Ya no será tan de noche, ya no tendremos tanto miedo.
Querremos seguir matando.
Seremos un poco más adictos.

Escribiremos menos y la oscuridad será cómplice.
Tendremos más años pero clavaremos con la misma intransigencia nuestros puñales en sus pechos.
Nada cambiará.
Nada más que nuestras lágrimas vibrando entre los gritos de la multitud efervescente.

¿Quien llora la risa del asesino?
¿Quien escribe el rencor más que quien acusa?
¿Quien se entrega?
¿Quien osa comunicarse con su víctima?
¿Quien la degrada muerta para arrebatarle un beso?

martes, septiembre 06, 2011

La Mala rodriguez

Y pensar que despues de eso nunca más lo ví, no hablamos hasta tan tarde, hablamos poco, pero el quería decirme tantas cosas que yo casi no pude comunicar esa sensación del viejo a Gustavo, me resultaba agradable comunicar sensaciones a Gustavo pero esa ebriedad de frustraciones, de arrepentimientos tardios, de fallas, esa noche aguada de botellas, de lluvias, esa entrega del cuerpo al fracaso, a la resignación, esa noche el viejo lloró horas por el teléfono, me llamó por la mañana y me dió la clave del banco para sacar dinero, que curioso que me llamara cuando yo recién había "terminado de trabajar" y mi cuerpo yacía solo en un paruqe lleno de gente, a su lado, la bicicleta, en sus manos la pipa y el fuego. Llamó mi papá y me dijo que mi hermano no contestaba, estaba cumpliendo diecisiete años, hablamos un poco de mi hermana, un poco de fútbol y cortamos. En casa tomé chocolate y reí con Violeta un rato, a ella le causaba gracia que reprodujera sus movimientos, jugaba a tapar con su mano el sonido de su boca, cuando estaba sentada en el agua sonó el teléfono, era otra vez el viejo.
Estaba solo, escuchando a Charly, antes que nada, pusó el auricular contra el parlante y sonó el Fantasma de Canterville, la versión en vivo que empieza con un negro atroz tocando el pian, que no es un negro sino que es Charly y le gustaría ser negro. Estaba tomando Brandy, su voz se rompió y se atacó a llorar, me dijo que se sentía solo, equivocado, que sentía el karma de haber dejado solos a sus hijos, pero que se sentía bien ´por no tener que fingir sinceramente, yo le dije que me había hecho falta él, porque yo no soy frentero, no le digo las cosas a la gente en la cara, me cuesta ser claro, doy rodeos, tengo miedo de los ojos de los adultos, no los comprendo, o quizá los comprenda demasiado, me hizó falta darme cuenta de la violencia con la que actuan, me falto hacerme consciente de que ya no juegan, hablamos de mi hermana, de la mujer facil en la que se había convertido, yo le dijé que me cansaba sus reacciones desde el ego, me cansa intentar escucharte un poco más si siento que tu no haces el menor esfuerzo, me cansa y ya no quiero seguir intentando jugar contigo, claro, siempre escucharé lo que quieras decir, no me culpes por no reaccionar como tu quisieras que yo lo hiciera, no te pediré disculpas por no ser un hermano que te apoya como si eso fuera una obligación, por no ser el reemplazo de papá, por no ser un modelo a seguir en ningún aspecto ni como imagen masculina, ni como triunfante burgués, nisiquiera como persona que escucha, tampoco puedo yo culparte de algo, porque la comunicación es de dos personas, pero sin juzgarte puedo decirte que no eres tan emocional como dices ser, pues tu emoción parte de una percepción racional, tu y yo estamos encadenados por alguna extraña atadura a la razón. Esta es una posible ventaja que tiene Juan Sebastian el supo que el mundo nos confronta con violencia, el supo de los golpes antes de nosotros, quien siente el dolor en propia carne, intintivamente se defiende, nosotros fuimos criados para ser vulnerados, para nunca decidir, para aceptar en silencio y asi poco a poco ir perdiendo el gusto a las sensaciones, ambos, estamos y estaremos siempre en proceso de caminar en contra o a favor de lo que ya fue sembrado, es honesto partir de que ya perdimos la niñez, el optimismo atenta contra la disciplina y esa es la única vía para deseducarnos, aferrarnos a eso que tanto nos destrozó, pero ahora por voluntad propia, ahora porque no estamos conformes, ahora porque tomamos desiciones contundentes en momentos de crisis. Mi papá toma esas desiciones, por eso viajó cuando yo tenía ocho años, para obtener estabilidad económica, y el le dijo a Nora que nos llevaba con él, que el se encargaba y que ella podía viajar cuando quisiera, el soñó hasta esa noche que me llamó con que podriamos vivir sus tres hijos y su esposa en su misma casa y que escuchariamos sus discos de Clapton y tomariamos Whisky, y jugariamos cartas, suena divertido, pero es optimista, es conforme, yo ya no quiero eso, pero el me dice que yo soy su único amigo, que el no tiene a nadie con quien hablar y yo no tengo nada que decirle, solo puedo racionalizar, pero lloro y mis lágrimas corren libremente por mis mejillas hasta mi boca, no como antes que tenía que forzarlas, ahora estoy trabajando y no he ido a sacar la plata de mi papá, escuchó seu Girán, ayer intente hablar con mi hermano pero no se pudo, mi papá puso The Who a todo volumen y no se podía escuchar la voz de Juancho, me había dicho que trabajaba como soldador y yo preciso ese día llego a la cas y empiezo a leer la Nausea y sartre dice que trabajaba como soldador y llega Aleja a la cas y dice que se habia comido un trip y que una nena le habia echado los perros y que estaba leyendo que una nena le toma la mano a un hombre con gangrena y el le dice querido castor y muere y ella se quiere meter entre las sabanas con el pero la enfermera le dice que no por las heridas contagiosas, y esa nena es Simone de Beavouir y el de la lepra es Sartre el soldador, ahora siento inmensos deseos de entrar al taller de voz con Norita porque no quiero sentir esa frutración de mi papá, me agrada que el piense ahora pesimistamente, es doloroso, pero es menos falso, al menos te den ganas de hacer cosas, al menos te dejas de sentir tan bien con lo que supuestamente tienes. Quiero ser pesimista como ahora es mi papá, pero eso tambien sería racionalizar. Ojala Violeta nunca sienta que el mundo puede estar encasillado entre lo bueno y lo malo.
Engendrar, dar vida, eso genera en tu cuerpo algo más que lo que piense tu cabeza. Incomprensible pero instintivo, no quiero pesimismo como papá.
Quiero instinto.
Por eso tu no eres tan emocional, porque tu mente pasó por encima de tu cuerpo, de tus entrañas, de tus sensaciones, de tu hijo.
Por eso no entenderas nunca a Gustavo, porque el tambien supo de pequeño que tenemos que defendernos, por eso escribes, para desahogar esas cosas que quieres forzarte a vivir, esas que les envidias a las mujeres de verdad.
Dicen que Sartre escribió las ideas de Simone de Beavouir.
Asi son las cosas. Las mujeres sienten.
Los hombres escriben de esas sensaciones.

viernes, septiembre 02, 2011

Para doja

Sentir hasta resistir.
Sinceramente (con todas las trampas que esa palabra puede hacer) no me siento Errante.
El karma de vivir sin luz.

¿Como conduzco una sensación hasta el miedo?
¿Como surge del miedo una acción?
¿Como me afecto y me escucho?
¿Como decido y a la vez permito a mi cuerpo reaccionar espontáneamente?
¿Como haciendo todo esto en mi, percibo al otro?
¿Como percibo a los otros seis?
¿Como hago todo esto y además mantengo mi estómago lleno?
¡Me convenzo de que tengo derecho a escribir!
¿No es eso la fe?
¿No es creer ciegamente en algo?
Soy entonces parte de la religión.

Me engaño cuando creo que soy diferente.
El teatro es el juego del engaño, pero tambien el derecho.
Digo que entiendo, miento.

El problema no esta aquí.