sábado, noviembre 26, 2011

Remember

"La vida es una droga a la que se le pasa el efecto"
Antes de tomar el tinto, antes de la digestión, antes de los dulces, en el estudio mientras mi hermano ensimismado estaba sentado frente al computador, digitando, no hacía su hoja de vida sino que escribía alguna otra cosa, nunca sigue firme sus propósitos por andar escribiendo, encontré en algún estante de la parte baja de la biblioteca un álbum de fotos del día en que hice mi primera comunión, remontándome a la niñez gris, ese día había dejado de preguntarme las diversas formas que utilizaría Dios en el momento de porque esta es mi sangre, sangre de la alianza nueva y eterna que será bendecir las hostias para entrar en esa harina plana y circular de sabor casi ausente, casi increíble, o sería en el vino, oculto el señor en lo prohibido, en la amarga sensación de sequía, de fermentarse uno mismo, de extraerse en uvas verdes, misterio divino para entrar al pan, lo cierto era que ya no me importaba el misterio de la Eucaristía, esa otra cosa alrededor había robado mi atención, estaba conmovida y mi emoción había sido llevada a la euforia por la parafernalia familiar que se alborotaba alrededor mio, incluso adentro, estaba poseída de algún encanto social, de alguna celebración que no comprendía pero que me integraba excesivamente, una energía en el ambiente, como una bienvenida hipócrita, oxidada por la costumbre, como la consagración de una fe, que había sido impuesta sin consentimiento en años mas jóvenes, impuesta a lo que se cree son seres sin voluntad, pero que ahora como por arte de magia era consciente y celebrada por la niña. aleluya. gloria. Las fotografías eran emocionantes antes de ser tediosas, posar, el pelo cogido atrás, apretado con un moño tensionante que halaba el cuero cabelludo, basta verlo en esta foto para recordarlo, mi hermano abstraído en lo que aún escribe, la balaca me empujaba los oídos hacía delante, eso me avergonzaba, mis grandes orejas en posición horizontal, extendiendose hacía los lados, después la entrada a la iglesia, las zapatillas, la música, el andar lento, la procesión va por dentro, el tapete, las velas y el fuego derritiendo cera hirviendo sobre mi piel, el dolor en mi mano, las sillas adornadas con sábanas blancas, sentarse y la espera, la inquietud, los bostezos, lo que tiene la misa antes de comulgar, los remordimientos, la ansiosa espera, el cura, la bendición del pan y el vino, aleluya, que importa la fe, este momento es glorioso, el sabor del vino combinado con la culpa, este poder milagroso de rozar la ilegalidad, poder para incumplir las reglas, para irrumpir en sensaciones reservadas a mayores de edad como con cierta complacencia, como siendo cómplices de esa atmósfera, como autorizándonos, como ignorándose las culpas los unos a los otros.
Después la salida, los besos, la sensación de la importancia, de estar tocada por el espíritu de Dios.
luego en el carro, rompiendo periódicos y arrojándolos por la ventana, el mundo ahora es nuestro, nadie nos acusa. pero hubo gritos e incluso golpes, se nos enseño prudentemente a no botar el periódico por la ventana.
La comida, gaseosa por ser una ocasión especial, un patio con eucaliptos y más amigos de mi hermano que mios. Los niños jugaron a la guerra. Les divertía saber que sus disparos dolían, les agradaba jugar de verdad con el dolor, sin fingir.
Aunque no hubieran tenido que dejar de jugar para fingir.
Jugaban era a la muerte.
Yo ya no recuerdo esto.
Solo las fotos me permiten transportarme, ya no podría jugar con la muerte.
menos mi hermano.
mi hermano escribe.

viernes, noviembre 25, 2011

perder o morir

perdí mi trabajo y no soy yo quien afronta las consecuencias de mis acciones.
que malcriado, creer que somos imprescindibles, inmortales.
que prepotente, creer que perduro más que alguna sensación.
lo cierto es lo incierto que ahora me espera.
seguramente, un trabajo peor pagado.
¿para que llorar?
quizá llorar es otra salida inútil, otra froma de amortiguar el sufrimiento de los miserables, quizá llorar es un refugio, como casa.
pero no necesito llorar, necesito un trabajo para poder mantener el refugio.
al menos, hasta antes de morir.

martes, noviembre 22, 2011

Mojigateria o la isla

Desembarqué en plenitud de la tormenta, corrientes fuertes, olas enormes, remar era imposible, el cuerpo cedía, el bote cedía, las lluvias furiosas me arrastraron a través de la oscura noche como sumergiéndome en alguna peligrosa pesadilla, ya había saltado de la borda y nadado un poco alrededor del barco alguna vez, pero esto era diferente, la caída seca del bote, su golpe rabioso contra la marea, como contra el cemento de una calle húmeda, el temblor del timón, la gente con sombrillas caminando torpemente, la velocidad, mi velocidad entera y mi egoísmo, mi transporte, mis necesidades, tener que cortar el lazo, implica un mayor desprendimiento, una independencia, un aislamiento. ¿Como creer de repente que nadie te garantiza la supervivencia en alta mar?Debemos responsabilizarnos de nuestros actos individualmente digo (realmente no, lo pienso, le escribo) y lo mas estúpido es que lo escribo, pienso que mis acciones me afectan a mi, y escribo en plural mis conclusiones ese tibio plural, porque esta isla, este lugar, esta desidia, todo es pluralizado, no escuchamos musica, vemos televisor durante días, fumamos, si constantemente. Algo.
le ha perdido sentido dionisio al placer...

jueves, noviembre 17, 2011

beginning

señores comensales,
¿como escribir para todos sin que lo notes?
¿como gritar para cegarte los oídos?
si no puedo escribir para ti sin darme cuenta.
ando compitiendo contigo, encontrándote sin buscarte.
me falta seguir cayendo para nunca más cantar victoria.
ceder, dejarme humillar por el ritmo.
cuestionarme todas mis necesidades.
reemplazar con nicotina todo este frío desenfreno.
imprescindible respirar, obligatorio e involuntario.
apuesto a que ni eso necesito.
ya no recuerdo cuando sentí el impulso a retar.
refugio en la diferencia.
nauseabunda y furiosa competitividad, ha llegado el momento de perderlo todo.
peor sería seguir llenándome de orgullo el pecho.
agónico fin al que llevan las crisis, la imposibilidad de recibir.
duele la panza que sabe más del tiempo que el reloj.
ya no puede alimentarse el ego.
envejecida imagen de salidas eutanásicas.
¿como recordar el olvido?
es necesario desaprender para no necesitar.
¿como desear perder entregándose todo?
¿como pagar con placer la condena?
confieso que escribo para que alguien lea.
confieso que no es más que otra forma de digerirme, de vanagloriarme.
ese temor mio a la soledad, a la desatención.
escribir es pensar en lo que a otros les basta con sentir
esa necesidad de gritar, imponer a los demás un juego no es jugar.
pretender es inmovilizarse.
escuchar era también imprescindible.
pero vence mi deseo a detenerme.
cuando ganar no era una necesidad.
apetito insaciable el que educa.
y cómo más enfrentar este temor a la muerte,
sino encerrándome, internándome,
consumiendo este veneno.
solo. sin ayuda de nadie.
sin hablar con nadie.
sin consejos, sin escuchar lo que los otros me tienen que decir.
terminándome.
adicto y resagado.
sin creer en eso de que todo retorna, de que todo fin...

martes, noviembre 15, 2011

jugos gástricos lasceran su estómago, arde su llaga, digestión de un ser que se desintegra por sus propios medios, víctima de un suicidio involuntario.
da risa morir de hambre.

jueves, noviembre 10, 2011

estupefaciente

aquí yace mi ultima pertenencia, resquicio máximo de voluntad engendra quien como yo, agoniza.
aquí se arrastran los que sufren, aquí el cardumen empuja las paredes.
síntomas inhatos de la rebeldía.
disciplina aprisionada en desorden.
aquí se rehusa cualquier manifestación del control.
aquí asesinamos a los hombres corrientes por suponer que no toman partido.
aquí no se pudre la comida en la nevera.
aquí se raspan los platos.
aquí la euforia colectiva.
aquí los gases lacrimogenos no nos dejan respirar
ni abrir los ojos
y todos corren hacía distintas direcciones
como ratas moribundas
sin pertenencias
vaya voto de pobreza el celibato.
el mundo es un patio de prisión
¿adonde quieres ir?

martes, noviembre 08, 2011

Aprehendizaje

caer no es necesariamente aprender, el proceso es diferente, ni siquiera hacerse consciente del error es aprender de el, tampoco lo es asumir las consecuencias.
aprender tiene algo de ruptura, de auto imposición, tiene que ver con dejar de creer que esta mal forzarnos a actuar de determinada manera, tiene que ver con pasar por encima de nosotros mismos y nuestros prejuicios, tiene que ver con escuchar el nuevo orden, con no sentirme omnipotente.
a veces creo que aprender algo es lo único que te obliga a despegarte de tu ego.
no porque cometo un error aprendo
porque aprendo estoy inducido constantemente a errar.
aprendo que importa más la comida que el futuro.

Aún

Ayer entre sueños sentí cantar a Violeta, a mi lado un cuerpo se levantaba, incorporándose hacía ese sonido, movimientos que se buscan esos de cantar y caminar, esta condición que ahora me impongo hizo brotar de mí impulsos que me alegran, que necesito, ayer sentí en mí toda la tibia modorra de los indignados, ayer guarde silencio cuando mi hermana me grito la verdad en la cara, no hay trampa, era la simple verdad, reventada a gritos contra los ojos que no confrontan, escupida con lágrimas en los ojos, ¿lágrimas que lastiman? ¿algo realmente me lastimará? Ayer sentí entre sueños porque despierto no siento nada, soy ese ser inerte que siempre he criticado, quizá es criticarlo la razón por la que me convertí en él, en ese montón de tensiones que no tiene nada de cuerpo, y que estaba hay sentado con mi hermana repitiendo algo que ya le he dicho muchas veces le he repetido eso se lo digo cantidades pero hablo y hablo cosas que no concluyen en acciones, mi discurso idiota no trasciende mi piel, es inútil, tal como yo, cuando mi hermana se alejaba me dijo que le vaya bien, que despierte un poquito, me despido aunque realmente tenga ganas de pegarle.

Eso si que fue sincero.

Soy una puta sarta de mentiras, ni siquiera puedo decir mi nombre sin pretenderme.

Tomo el camino del ego ista.

Me trago la propia saliva que me cae al estomago y hace brotar de mí ácido para digerir, pero no hay comida, porque no hay dinero, me digiero mi propio cuerpo, que digo cuerpo, montón de tensiones...

Llega un punto, con forma de momento en el que no se puede seguir escribiendo aquí, en el que no se es capaz.
Cosas que nos averguenzan, actos nuestros que no queremos publicar.
Solo de esa manera se puede escribir un diario, sintiendo nacer la gangrena en mi cuerpo hasta las sábanas untadas todas de lepra abrazado a Simone De Beavouir, anotando cada detalle, hasta vomitar la nausea.
No funcionó
aún sigo sordo

jueves, noviembre 03, 2011

Antorcha

Lo utópico no es la revolución, es creernos revolucionarios, es pensar y decidir de entre todas las palabras que conocemos con cual forjar este texto.
La cobardía es lo que no nos deja confrontarnos, lo que nos refugia en el grupo, lo que nos fortalece, adictiva.
Lo utópico es creer que he sentido hambre, es ahora convencerme de que tengo que ganarme la vida como pobre, es sentir que mi trabajo es horrible, es escribir como justificando esta mediocridad que se me trepa.
La cobardía es calentar el agua de la ducha, no ser capaz de arrojarme bajo el chorro frio como quien toma un riesgo, la cobardía es estar escribiendo como para aislarme, como para dar testimonio de que no pude vivir.
Quizá despierte una mañana dispuesto a todo, a medirme, a clasificar mis acciones entre buenas y malas, a reprochar la indignación, a comer del plato de mamá, a estudiar en el colegio que es la calle, a rezarte y a pedirte perdón por cuestionarte ciegamente, a pedirte que me permitas revindicar mis desiciones, mis impulsos que no son tan contundentes.
¿quieres algo en especial de mí?
pidelo
te lo dare, lo juro.
no quisiera ser más ese niño rico que lee a marx y se llena el estomago todo de ansias, de la reacción del pueblo, ese niño convencido de que sostiene la pirámide, pero queda algo de capital aún sobra el cual caer, quedan todas las palabras para decirme que no soy obrero, que no soy niño, que no soy inteligente, de otra manera ¿porque me condeno cada vez que escribo?
a lo mejor lo poco de naturaleza que se aferra a mi cuerpo, me lo indica, me indica mi extraña forma de morir de pie, vestido de rojo, puteandome por ser cobarde y por no poder decirlo.
Utópico es estar desnudo.

martes, noviembre 01, 2011

estigma

las señoras huelen a dulce perfume, salpicadas sus mejillas de picardía solapada y vergüenza, comen y rezan, ocultan tras la impunidad social de la que gozan sus impulsos tibios, sus excesos de azucar, de tinto, se destruyen con el aire digno de quien tiene la razón, se quejan, incluso, en momentos de ira o profunda desilusión, maldicen, quizá algunas pocas aún piensen en sexo, fantasien con jovencitos, con roja carne tierna, rueguen, padezcan la virilidad, los juegos desfogados de las adolescentes, pocas podrán todavía sorprenderse, casi ninguna hará algo al respecto, pero todas salen a votar, votan por algún caballero gentil, impecable, decente, bien hablado y creyente, defensor de los principios, de la moralidad, astuto cabalgante de su imagen, valiente adulador de su propia poesía, varonil y vestido con gusto, con tacto, con regularidad.
ellas juegan al parqués en las tardes cuando el cielo brilla aranjado y violeta, no se percatan de las ventanas, el choque de los dados contra el vidrio alimenta las horas, las monedas que viajan alegres y serenas (que estupidez la mía de decir que las monedas sienten alegría o serenidad, pero pecaría tambien si me convenzo y con ello talvez al lector si opongo a esta idea la de que las monedas son objetos inanimados incapaces de percibir sensanciones) de cenicero en cenicero, de mano en mano, fichas que se matan, que se tragan mutuamente, hombrecitos de color que se arrojan a la carcel entre sí, para satisfacer a quien arrojalos dados, a quien juega, cuando manifestarán su inconformismo los hombrecitos encarcelados en el tablero, obligados a correr a muerte por un color, con el único consuelo de dar la vuelta y esperar a los suyos en el cielo, hubo un día en que entraron en paro, caminaron desnudos e inmovilizaron el juego, bloquearon los seguros, las salidas, las señoras procuraron disimularlo, hacer como si no lo notaran, actuar, siguieron jugando, mantuvieron forzadas a las fichas por un tiempo.

la gente que no come tan bien tuvo que entrar por la ventana.