martes, octubre 30, 2012

se me pierde tu cuerpo en otros cuerpos tan distintos, pero no puedo tocarte: te pudriría, alejarme es lo más sano, perderme en cuerpos que no son el tuyo, subir por cuellos morenos y tropezarme con una que no es tu cara, con otros ojos que no me devoran sin piedad.
todo tiene su final y su abstinencia.
¿recaída?
acabo de borrar un párrafo en el que hablaba sobre hacer contacto visual y desmitificar los encuentros humanos, me sentí mal al borrarlo, no era el lenguaje que quería pero me castigaba queriendo forzar algo mejor, por eso empecé a escribir prometiéndome no borrar ni una gota, dejarla fluir, el agua cae ¿busca reposo? ¿busca más agua? a mi las horas se me caen adelante de mi cara y no hago nada, me siento tan inútil, tan innecesario, tan mentiroso, supongo que esto es lo primero, la autoculpa, absoluta redención de los pecados a través del ejercicio escritural y la duda de si existe esa palabra, el convencimiento de que mis acciones son buenas, altruistas, inspiradas en un regocijo divino, si es así, si escribir es un sedante, un sucio sedante ¿para que hacerlo? de que sirve envenenare pero no del todo, necesito la novela de mi muerte, pero antes de matarme mataré primero a un tipo, un tipo al que veo en las mañanas, se peina, se lava los dientes y siento que disfruta con mi sed, esta sed tan de por las noches, tan insatisfecha, tan desecha, me cansa escribir porque no encuentro un espacio desprovisto de prejuicios, no puedo decir aquí lo que hago sin ser juzgado, es legal amarrarme y golpearme ¿con que libertad un hombre escribe? soy sacerdote de mis aberraciones, en mi toda piedad y perdón, en mi toda tendencia desencadenada, todo contagio, todo derrumbamiento progresivo, todo el olvido, todo lo vacío, todos las veces que digo la palabra todo tan convencido, tan seguro, tan certero. son estas putas certezas las que me carcomen el cerebro, las que me duermen, las que me cantan y me arrullan y me consienten, pero su abrazo es frío, como de viento en la noche, como de calles con charcos, como decadentes, como ternura infecciosa, como amor violento, uno se enamora una sola vez en la vida, de eso hay infinidad de dudas y por eso es verdad, antes me cansaba decir verdad, ahora lo siento como un reposo a tantas cavilaciones, a tanto relativo sistema de comunicación, quizá volver a cazarnos, a matarnos a colmillo sea más sensato ¿que más podemos aspirar? ¿dolares molidos? que grueso dolar, muélelo más para que no te friquee la nariz, o inyéctalo a tus venas, lo sentirás más, sobredosis de dinero, de putas, de insatisfacción, otra vez soñé que comíamos honguitos y todo era diferente, reíamos y jugábamos en una casa de madera que era calientica en medio de un bosque que huele a eucalipto y yo corro por el bosque y me pierdo, en este bosque ácido que son todos los arboles, pero los arboles son más sutiles para comunicarse, no regalan su cuerpo, no se regalan, hay que cortarlos para moverlos, tienen esa fuerza interior, se mueven lentamente, son cómplices y bailan en la noche cuando no los podemos ver, pienso en este texto y me reconforta que cumple con su función, alejar lectores en potencia de este lugar con pensamientos inconexos de reflexión egoísta y desmotivada, y la promesa absurda de no corregir, de no alterar el impulso torpe, precario, ese impulso tan falso, tan mediocre, ese que nunca debió nacer. ese que mejor sería eliminar, ese impulso de mierda que me tiene escribiendo esto ¿a manera de que? de confesión, de pesadilla, de desenfreno, de mentira, aquí me detengo, aquí no me creo más esto, aquí detengo esta farsa ¿conspiro contra mi mismo y el asco que da leerme? no, no me he leído, al menos eso cumplo, quizá esa era la necesidad de estas palabras que no me despojan de nada si no que me atan más, siento las cadenas pesadas y viejas que dejo en cada letra, no quiero arrepentirme de dejar esto tan cómodo, tan lleno de miedos, no quiero arrepentirme de no saltar, de no arriesgar, pero se acaba el espacio, se acaba el tiempo, y arrepentirme y borrar parecería lo más útil de todo, todo, otra vez.

jueves, octubre 25, 2012

de la cobardía y su resurgir moral

hoy en la mañana me llevaron cogido de la mano a desayunar, cuando llegamos el comedor estaba lleno de niños que gritaban y corrían y yo quise gritar y correr y salté sobre la mesa hasta que una mujer me tomó de la mano y me bajó con violencia.
quise golpearla, darle un puño en su cara vieja con arrugas, pero no lo hice, ya no lo hice.
he oído decir que el corazón tiene el mismo tamaño que el puño.
al mediodía un grupo de niños hablaba sobre masturbarse, si! masturbarse, yo estaba ahí, pero me fui porque no quería que los adultos supieran que yo hablaba de esas cosas.
por la tarde fumé un poquito de marihuana, fue muy rico, todo se sentía más, la música, los sabores, el sexo, igual que con los ácidos.  
empecé a sentir que ellos no tenían tanta razón, los que me halaron de la mano, los que me indicaron su camino por mi bien, los que creen cual debe ser mi bien, los que no querían que yo hablara de esas cosas, los que se preocupan de que fume marihuana no por mi cuerpo sino por lo que digan los demás.
llegué a mi casa con los ojos rojos.
me tiene con el corazón en la mano.
es de noche y de noche juegan los vampiros y los lobos.
a mi me gusta la sangre, sabe fuerte, da fuerza.
hice un pacto con el diablo, yo le doy mi corazón en las noches y el me hace tragarme el tiempo que se pasa sin verte.
esta noche me preguntó si quisiera matar a alguien, yo le respondí que mataría a alguna de las otras hijas de esa mujer para que sepa lo que se siente que a uno le dejen ver a su hija.
vieja hideputa, la última línea se terminó a las tres de la mañana, la cocaína se adhiere a las paredes de las arterias, la sangre que fluye al corazón es menos, las pulsaciones aumentan pero el corazón late con menos fuerza, con menos sangre y menos oxígeno llega al cerebro.
el cuerpo necesita oxigenarse, los músculos se duermen, tu pulso pierde el ritmo, es el fin de la música. se te zafa el mango. distinto depender de una sustancia a quererse destruir con cualquiera.
Envenenarse de a poco es ser muy cobarde como para ser lo suficientemente cobarde y matarse.

viernes, octubre 12, 2012

en su vida

irremediablemente dormía aunque deseara cantar o besar, solo puede dormir y sudar en esa cama enferma y fría, soñar otro lugar desesperado, lleno de oscuridad que margina, sumergido en la fiebre del desencanto, noche caprichosa de jinetes blancos. bestia agitada, atraviesas la inmensa roca que cubre aún al sol, irrespetas la sombra que te cubre atroz, es tu misma sombra que se pierde en la penumbra que provoca la montaña, sus secretos y los tuyos te hacen pesado, encima de tu espalda esta ese peso tan no tuyo, no en tus plantas, cada sorbo de aire es deterioro, progresivo, ineludible, queda atrás el tiempo encadenado a la luna altanera, que llora intocable, alguien quiere que la veas y por eso la toca, aún llora distancia y polvo que le sale por los ojos, tiene que salir por alguna parte, del otro lado nace el sol, curva de luz que te golpea la cara, mira de frente a los ojos y sostiene la mirada, sin vergüenza, sin miedo, soporta la agresión salvaje de otro ser que también soporta. ¿acaso se es ciego por mirar al sol del frente?
¿es dejar de mirar soberbia? ¿cobardía bajar la mirada? ¿callar es esconderse o hacerse ver?
miras el pedazo de camino que pisarán tus pies inmediatamente después, cuando te desequilibres, cuando te entregues al vacío del siguiente paso, no puedes mirar lo que pisas ahora, no se puede ver el suelo que te sostiene de pie, el peso de tu cuerpo entero lo cubre, allí donde nace tu sombra, empujas el suelo sucio como rechazándolo, sorprende que todavía tengas la fuerza necesaria para saltar, puedes despegarte de la tierra por breves instantes de vértigo pero no puedes escapar de su atracción, tarde o temprano volverás a ella, caerás, volverás a caer, una vez más le entregarás tu peso y el de tus secretos, y tu sombra y tu se tocarán justo en ella, ignoras su dolor, la golpeas con la misma fuerza con la que saltas para desprenderte, para alejarte de ella y morir algunos segundos solo, puede respirar cada vez que saltas, pero la violentas con cada caída, es ella quien recibe tus riesgos, ella lava a mano lo que derraman tus excesos, quien detiene tu cuerpo antes del abismo sin fondo, en silencio percibe como cada vez saltas y caes con menos fuerza.        
irremediablemente cabalga pero se vuelve hacía el valle, a la sacra, indecible. misteriosa noche, se desvanece el impulso iracundo que lo arrastraba, detrás de la roca que cubre el horizonte esta el mar en el que se ahoga la sed infinita, mira desde adentro, cierra y ocupa tu cuerpo, no nacerá, morirá contigo, por ti.
irremediablemente tienes la culpa de no tenerla y de tener que robarte.
no entiendo como juegas en la nieve si siempre vuelves al valle.
das la espalda al sol, él te quema, esa misma espalda que sostiene los secretos de la montaña que no atravesaste.
¿hasta cuando beberás de este veneno que te hace subir pero también regresar?
¿conviene más uno que te haga dormir?
sospechas que ir y venir no es volver. ir y venir es alejarse más.
¿hasta cuando desearás beber? ¿hasta cuando beberás sin desearlo?
¿hasta donde subir? ¿hasta el frío eterno y jugar en la nieve gris? ¿hasta ser huellas de barro en la humedad?
dudo que pueda seguirte, no me lo permitirías. dudo que pueda escucharte alguna vez, por un instante.
¿perseguirte hasta hacerte desaparecer? ¿pisarte para saltar de ti? ¿caer al suelo y volver a correr?
no.
absolutamente no.
arrojarme con fuerza al desequilibrio ¿confiar en este cuerpo que lastimo en la nieve? ¿disfrutar sus heridas? ¿cuando dejó de ser mío? ¿cuando dejé de ser yo? ¿sabrá mi cuerpo descomponer el golpe? ¿entregarse con toda la fuerza pero sutilmente? ¿dudar? ¿y la duda? no escucho a mi cuerpo ¿él aún a mi?
no es cobarde, el cobarde soy yo, ni siquiera soy cobarde, de cobardía disfrazo esta soberbia, esta sordera que me pesa, que me devuelve ¿o me devuelvo por voluntad propia? ¿retrocedo solo? ¿para que llegar hasta la cima, hasta el umbral? ¿para que lamer el último límite con tu lengua seca de gato? ¿para que detenerse ante la orilla? ¿para que tantas preguntas? ellas no van a moverme.
¿cuando me pare en el extremo del suelo que carga este cuerpo ajeno, cuando el más mínimo desequilibrio lo haga ceder ante la furiosa verticalidad de la roca, solo en ese estado insignificante ante la omnipotente caída, sentiré mi cuerpo confundido entre instintos descontrolados que me inundarán de noche?
seré la bestia educada, cárcel de mi libertad pero también seré jinete indeciso, inerte e inútil y rodearé la montaña mucas veces, hasta olvidar la montaña y las vueltas, voy a estar casi tan viejo como ahora.
amo que seas intocable, que no pueda alcanzarte.
envejecerías por contagio.
quisiera tocarte, pero porque amo que te alejes y no pueda.

lunes, octubre 08, 2012

cuestionas y naces



¿Puede acaso hacerse responsable a una vacilante mayoría? ¿No es cierto que la idea de responsabilidad
presupone la idea de la personalidad?
¿Puede prácticamente hacerse responsable al dirigente de un gobierno por hechos cuya gestión y ejecución obedecen
exclusivamente a la voluntad y al arbitrio de una pluralidad de individuos?
¿O es que la misión del gobernante – en lugar de radicar en la concepción de ideas constructivas y planes – consiste
más bien en la habilidad con que éste se empeñe en hacer comprensible a un hato de borregos lo genial de sus
proyectos, para después tener que mendigar de ellos una bondadosa aprobación?
¿Cabe en el criterio del hombre de Estado poseer en el mismo grado el arte de la persuasión, por un lado, y por otro la
perspicacia política necesaria para adoptar directivas o tomar grandes decisiones?
¿Prueba acaso la incapacidad de un Führer el solo hecho de no haber podido ganar a favor de una determinada idea el
voto de mayoría de un conglomerado resultante de manejos más o menos honestos?
¿Fue acaso alguna vez capaz ese conglomerado de comprender una idea, antes de que el éxito obtenido por la misma revelara la grandiosidad que ella encarnaba?
¿No es en este mundo toda acción genial una palpable protesta del genio contra la indolencia de la masa?
¿Qué debe hacer el gobernante que no logra granjearse la gracia de aquél conglomerado, para la consecución de sus
planes?
¿Deberá sobornar?¿O bien, tomando en cuenta la estulticia de sus conciudadanos, tendrá que renunciar a la
realización de propósitos reconocidos como vitales, dimitir el gobierno o quedarse en él, a pesar de todo?
¿No es cierto que en un caso tal, el hombre de verdadero carácter se coloca frente a un conflicto insoluble entre su
persuación de la necesidad y su rectitud de criterio, o mejor dicho su honradez?
¿Dónde acaba aquí el límite entre la noción del deber para con la colectividad y la noción del deber para con la propia
dignidad personal?
¿No debe todo Führer de verdad rehusar a que de ese modo se le degrade a la categoría de traficante político?
¿O es que, inversamente, todo traficante deberá sentirse predestinado a “especular” en política, puesto que la
suprema responsabilidad jamás pesará sobre él, sino sobre un anónimo e inaprensible conglomerado de gentes?
Sobre todo, ¿no conducirá el principio de la mayoría parlamentaria a la demolición de la idea-Führer?
Pero ¿es que aún cabe admitir que el progreso del mundo se debe a la mentalidad de las mayorías y no al cerebro de
unos cuantos?
¿O es que se cree que tal vez en lo futuro se podría prescindir de esta condición previa inherente a la cultura
humana?
¿No parece, por en contrario, que ella es hoy más necesaria que nunca?
Difícilmente podrá imaginarse el lector de la prensa judía, salvo que hubiese aprendido a discernir y examinar las cosas
independientemente, qué estragos ocasiona la moderna institución del gobierno democrático-parlamentario; ella es
ante todo la causa de la increíble proporción en que ha sido inundado el conjunto de la vida política por lo más
descalificado de nuestros días. Así como un Führer de verdad renunciará a una actividad política, que en gran parte no
consiste en obra constructiva, sino más bien en el regateo por la merced de una mayoría parlamentaria, el político de
espíritu pequeño, en cambio, se sentirá atraído precisamente por esa actividad.
Pero pronto se dejarán sentir las consecuencias si tales mediocres componen el gobierno de una nación. Faltará
entereza para obrar y se preferirá aceptar la más vergonzosa de las humillaciones antes que erguirse para adoptar una
actitud resuelta, pues, nadie habrá allí que por sí solo esté personalmente dispuesto a arriesgarlo todo en pro de la
ejecución de una medida radical. Existe una verdad que no debe ni puede olvidarse: es la de que tampoco en este
caso una mayoría estará capacitada para sustituir a la personalidad en el gobierno. La mayoría no sólo representa
siempre la ignorancia, sino también la cobardía. Y del mismo modo que de 100 cabezas huecas no se hace un sabio,
de 100 cobardes no surge nunca una heroica decisión.
Cuanto menos grave sea la responsabilidad que pese sobre eFührer, mayor será el número de aquéllos que, dotados
de ínfima capacidad, se creen igualmente llamados a poner al servicio de la nación sus imponderables fuerzas. De ahí
que sea para ellos motivo de regocijo el cambio frecuente de funcionarios en los cargos que ellos apetecen y que
celebren todo escándalo que reduzca la hilera de los que por delante esperan.... La consecuencia de todo esto es la
espeluznante rapidez con que se producen modificaciones en las más importantes jefaturas y repartos públicos de un
organismo estatal semejante, con un resultado que siempre tiene influencia negativa y que muchas veces llega a ser
hasta catastrófico.
Si el judío con la ayuda de su credo marxista llegase a conquistar las naciones del mundo, su diadema sería entonces
la corona fúnebre de la humanidad y nuestro planeta volvería a rotar desierto en el eter como hace millones de siglos.
La Naturaleza eterna venga inexorablemente la transgresión de sus preceptos.
ASI CREO AHORA ACTUAR CONFORME A LA VOLUNTAD DEL SUPREMO CREADOR: AL DEFENDERME DEL JUDÍO
LUCHO POR LA OBRA DEL SEÑOR.

haces
a veces huelo perico porque soy muy cobarde para tomar cianuro..."
A. H.
ayer y hoy

jueves, octubre 04, 2012

revolución que avanza siempre sola, sin parar

rompe el tiempo un cuerpo que atraviesa la calle, trae consigo, sobre la espalda, ese desequilibrio que ignora, para caer hay que pasar por encima de sobrevivir, quitarse frenos hasta para frenar, una fuerza que mide y desmide impulsos mueve el peso sobre pavimento frío. a su alrededor, seres que mueven la calle.
¿porqué?
¿porqué porqué?
da noche la misma calle, alterada. no quedan seres, sólo un cuerpo que no escribe desde que la vio.
caminar nunca había resultado tan necesario,
incluso hacía la muerte.
mata más quedarse quieto, drogarse con vejez rendida y sucia.
rompe el cuerpo un tiempo que no es necesario.
¿porqué juego?
¿porque como?
¿cómo juego? aquí y ahora.

miércoles, octubre 03, 2012

cansancio o insatisfacción perpetua

 ...los miro sin querer mirar, enciendo un faso para despistar, me quedo piola y empiezo a pensar que no hay que pescar dos peces con la misma red...

hoy no llovió, no quiere caerse el agua del cielo, se aferra a su instante de última agonía y en su resistencia esta su hostigamiento, su límite. la decadencia del suelo que la llama, que la provoca.
no quiere caerte al vacío y humedecer la calle, no quiere el impacto que fragmenta, no quiere acumularse en la plaza, en las aceras, en los cabellos crespos de las chicas morenas.
no quiere volver.
no quiere mojarme los pies, enfermaría otra vez, ardería en fiebre y me encerraría en cualquier cama.
soñaría que voy tarde a la universidad andando en bicicleta por una arteria consumida de humo y monedas, soñaría que soy la sangre de la ciudad y que corro por sus venas, soñaría que soy el aire que la circula, las adicciones que la mueven, soñaría que la contagio de insomnio.
no quiere tocarme, prefiere amarrarse, inundarse.
agua violenta que se cuelga del cielo, no se resigna a fluir cayendo.
hoy no dormí porque huí de casa en mitad de la noche con todas mis fuerzas, corrí hasta donde se agolpa todo el olor fétido que cargan estos caminos, esta ciudad se pudre sin ritmo porque la rompen ruidos.
no puedo escribir un deseo.
no es una queja, no es de nuevo el retrato miserable, no es la compasión de los fieles.
un actor despiadado que esta muy seguro de serlo.
llueven aplausos ebrios, vengativos, recíprocos y creo que es la lluvia que cae con furia sobre el tejado pero no, son los aplausos de la gente enferma, tal vez por eso anduve tan frío, tan seco, tan cerrado, quizá esos aplausos me sentaron mal, me pasmaron.
yazgo atónito y quieto, como una gota que no cae.
hoy aspiro a que se pase volando el tiempo, a que me empuje, a que me mate.
hoy aspiro el tiempo sobre la mesa de madera en la que escribo.
hoy miento, he llovido.
quiero verte, cantar contigo en una calle que yo mojé.
no necesitaría ni una sola droga gata.

hoy no la necesito porque caigo solo.
busco nada y encuentro demasiada.
no puede ver llover la lluvia.