viernes, abril 21, 2006

El lugar donde se escondio el futuro

Se oía el sonido de la flauta y la noche, el rió escuchaba con atención, la vieja cabaña olía a café, sonaba el viento que acariciaba la montaña, el sentía el aire frió de la tranquilidad, la oscuridad iluminaba el cielo, la melodía tomaba un respiro y la mente olvidaba las notas, la mente las olvidaba pero el cuerpo no las necesitaba, sus manos recordaron el compás del español: ojos verde marihuana… y sus voz ronca y gruesa, por los años del mundial en París.

El viejo no recordaba aun todos sus nombres, nacido en algún sitio del sur, donde el sol alumbra cuando se le da la gana, de esos lugares que cuando uno ve se olvidan por completo, cuando su vida decía la verdad, su actitud era un tajalápiz metálico, su personalidad era la letra cursiva, escribio desde muy temprano, Dios era su dios, los crucifijos eran ecuaciones, la cerveza no existía, aun, coger era todavía un fantasma detrás del confesatorio, y te confiesa un sacerdote judío de treinta y tres años, y las lagrimas no tardan en caer; El nombre al final es el de un poeta analfabeta.

El viejo de joven era responsable, no tocaba flauta ni aspiraba polvos, rezaba credos y lecciones de historia, no tardaron en darse cuenta de que debían deshacerse de el, tendrían que deshacerse de el y darle alas para que llegara lejos, el debió haber estudiado en alguna universidad del norte o por lo menos de al otro lado del mar.

Termino de leer obligado y era de los mas esclavos, asesino muchos inmortales por un error de ortografía, el estaba cerca de el padre, no porque hubiera saltado para agarrarle la túnica, sino porque el le había dado la llave a un ascensor que no caería, un ascensor que jamás subió, siempre tuvo miedo a esas cosas, las escaleras le habían limpiado el cabello.

Las oportunidades llovían sobre su cabeza, su vida estaba ya aferrada a la antena del orgullo, le prometieron dinero y trabajo, familia y una vida correcta, su gente le dio el tiquete para su vacación de toda la vida, al norte lo estarían esperando el futuro prometido.

Mujeres había conocido, ninguna llamo su atención, los pergaminos eran su cadena atada al pie, su muerte ya había sido firmada en un ataúd de madera y oro, su lapida decid: señor hombre, y tal como esta escrito, antes de morir le ganaría en los dados a la muerte para no morir por peste sino por gusto propio, como resucitar en vida y solo necesitar dos días.

Cuando le hablan del destino, recuerda aquel viernes santo de un año mil novecientos algo, salía de su casa, su destino era una imagen de amor, no de enamoramiento, era un cuadro en la biblioteca, tenia ya clara y leída su vida, le habían planificado hasta los guisantes del último día.

Pero fue camino a casa, que entro por curiosidad a lo que le pondría barba larga a su futuro, no entro a un bar, no entro a una abarrotería, no entro a ningún sitio común de arruinar futuros, vio a un cronista ciego tocando una armónica, el ciego levanto la cara y mirándolo a los ojos le dijo: Ojos verde marihuana…
El le pago una sopa y le escucho una canción, recuerda que era de un trovador del norte, del mismo norte donde el futuro esta sentado en una silla de cuero con aire acondicionado.

El joven viejo tomo el dinero del futuro se despidió con la frente en alto y prometió regresar cuando fuera el dueño de la vida, pero el dinero no fue a un avión con escala en una ciudad donde hay muchas flores, en donde se quemo un señor que cantaba cambalache, el no recuerda muy bien, ya esta viejo, cree.

Tomo un destino caminando hacia la libertad, compro pan y almorzó limón, conoció el ron y la coca, llegaba a los bares y calentaba vino a fuego, conoció la tierra larga del mundo nuevo, fue camarero y no astronauta, aprendió a escribir canciones antes que componer, nunca aprendió a componer, solo los sordos lo saben, en la caneca quedaron los libros, y dios dejo de ser dios y empezó a fumar, tabaco y opio, al natural es mejor, mucho mejor.

Su vida fue caminar, caminar y olvidar, aprender era cosa estupida, no necesitaba aprender, la mente olvidaba y el cuerpo la pasaba feliz, cuando la mente se cansaba de olvidar entraban los polvos, entro finalmente al país de la flor amada y la cerveza, subió por la selva, se encontró con muchas armas y gente confundida, aprendió a tocar flauta enseñado por el azar, no conocía las notas pero nunca las necesito, finalmente hallo el rió, era pequeño, parecía quebrada, pero era rió, el no usaba expresiones erróneas.

Hallo el rió y hallo la vieja cabaña, y mas tarde hallo a la vieja que no era tan vieja, los árboles de mandarina abundaban y la vieja conocía las hierbas, las siete, y la vieja tomaba te, y la vieja cabello castaño, y la vieja cantaba, y el soplaba su flauta, y el rió sonaba y hacia la percusión, y los árboles tocaban lo acústico cuando el viento quería, de lo contrario Dios desaparecía el atardecer, y el sonreía y la vieja tenia ojos verdes.

Eran Idiotas, vivían ignorantemente, la flauta había reemplazado las raíces, y la voz de la vieja era feliz, el planeta era plano, era infinito también, y el diablo era un tipo muy educado que tomaba jugos naturales, iba a visitarlos, al principio por casualidad buscando un baño al lado del rió, después por curiosidad y después por tomar te de la vieja, el dinero era un vagabundo tirado en un árbol, y el cielo era de mermelada, y las flores verdes y amarillas, ellos lograron corromper al puritano y licenciarse en cremalleras.

No les importaba ser felices, no les importaba nada, no les importaba que no les importara nada, el viejo había tirado su futuro al rió, y cuando la noche brillaba el cantaba y la vieja hacia los coros, luego entraba la flauta y la vieja traía te y hierba, y cuando acabo la canción, ambos mojaron la taza de te en el rió y se fueron a dormir, el viejo era el dueño del mundo, pero los que lo esperaban ya no estaban, de vez en cuando el viejo miraba al norte y reía, y tocaba aquella canción, la canción mas hermosa del mundo, ojos verde marihuana, y daba las gracias al ciego que le había enseñado a ver, y luego esperaba a la muerte con los dados en la mano esperando que llegara temprano porque llovía y la luna parecía querer irse a dormir.

David

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cada persona tiene un personaje, le gusta hacer el ridiculo y autoriza las risas, a su vez cada personaje necesita de un actor para poder ser.
un actor a larga no es mas que una persona con un personaje diferente al ser ella misma.
ojos verde marihuana... buena musica... muy metaforico el escrito tiene un contenido bastante grueso y ciego.
la prosecion va por dentro!