jueves, diciembre 15, 2011

lo que hacemos al respecto

Manuel tomó la manzana entre sus dedos pero no como aprisionándola, más bien la protegía, su mano era un refugio acogedor, resistía el exterior hostil, su palma consagrada a ese equilibrio redondo, rojo y perfecto, sostenía también frente a su cara ardorosos deseos de morderla, de apoderarse de ella en mordisco despiadado, mortal. Ser que pertenece a otro ser y será destruido, consumido, devorado. Siendo antes vendido, comprado, liquidado. Ser esclavo que mira a otro que con él trafica. Manuel observó la manzana pero al hacerlo observó algo de sí mismo, quizá sus miedos, sus desfogues, sus necesidades… Manuel se sintió esclavo con hambre, salivó un poco y su lengua se retorció en un espasmo doloroso, cortaron las cadenas de sus pies, lamió sus dientes y después cedió, apoderado por completo de su atroz deseo, se entregó a ese estímulo redondo y rojo, su tentación lo condujo hasta la ceguera, hasta la violencia. Su mandíbula se abrió hasta el límite, desbordándose, no hay vuelta atrás en el camino hacia la satisfacción de aquel que se dedica únicamente a buscar, sintió como sus músculos tensionados se excedían, cual adictos desbordados por el feroz placer, quiso comerla de un solo mordisco, abarcarla plena, porque así se sentía poseerla absolutamente toda, enterita en mí sin mutilaciones ni demoras, cuando la manzana no pudo pasar más allá por entre los dientes que la detenían como barrotes, Manuel la empujó con los dedos y fue cómplice y culpable de la fuga, su tímpano reventó al momento en que la manzana abrió mas de lo posible la mandíbula, los oídos no aguantaron la presión, fue una olla hirviente, Manuel aulló de dolor, encarnizada corriente eléctrica que saturó de descargas su sistema nervioso, una cruel tortura, pero pasó la masa roja a través de los barrotes y llenaron la boca su total redondez, su virginidad, inútiles colmillos pretendieron atravesarla, pero intentar fuerza alguna solo resultaba en intenso dolor, morder era a la vez sadismo y masoquismo, respirar se le dificultaba y de sus oídos brotaban chorros de sangre, la manzana lo ahogaba y el seguía como protegiéndola sin poderla aprisionar.
Duele la mandíbula rota, desgarrada, bloquea esófago por el que no pasa el aire de tu nariz congestionada, difícil inhalar, mareo, síntomas de asfixia, aceleración del ritmo cardiaco, sangre que se baja de la cabeza y te quedas blanquito, pálido Manuel. Fue tu culpa, tu remordimiento, tu ego, quisiste masturbarte eternamente Manuel, corazoncito a tope, y por último, lento decaimiento del ritmo cardíaco, desvanecimiento de los sentidos, sonidos ahogados, perdidos, luz que luego de un destello blanco se torna oscuridad, piernas que se aflojan, cuerpo al piso Manuel, al piso.
Al morir nos percatamos al fin de violencia con que somos asesinados, los golpes nos aleccionan pero nos hacen mas fuertes, nos dan el rencor bendito, único escape de esperanza, que nos guiará, iracundos hacia la venganza. Alguna gente no come tan bien, otros desperdician, no los perros ni las ratas, los hijos de los ricos que se meten las manzanas enteras a la boca, seducidos por el pecado, curiosos del infierno, las apariencias engañan, tramposamente alimentados.
Manuel quiso morder la manzana que lo consumía, comprendió demasiado tarde la necesidad de la violencia contra aquellos que traspasan los barrotes. Manuel no sintió hambre, ni nunca la había sentido, era de una raza de sangrientos guerreros ciegos a quien pertenece la voluntad de los esclavos.
No era un sueño, nunca despertó.

sábado, noviembre 26, 2011

Remember

"La vida es una droga a la que se le pasa el efecto"
Antes de tomar el tinto, antes de la digestión, antes de los dulces, en el estudio mientras mi hermano ensimismado estaba sentado frente al computador, digitando, no hacía su hoja de vida sino que escribía alguna otra cosa, nunca sigue firme sus propósitos por andar escribiendo, encontré en algún estante de la parte baja de la biblioteca un álbum de fotos del día en que hice mi primera comunión, remontándome a la niñez gris, ese día había dejado de preguntarme las diversas formas que utilizaría Dios en el momento de porque esta es mi sangre, sangre de la alianza nueva y eterna que será bendecir las hostias para entrar en esa harina plana y circular de sabor casi ausente, casi increíble, o sería en el vino, oculto el señor en lo prohibido, en la amarga sensación de sequía, de fermentarse uno mismo, de extraerse en uvas verdes, misterio divino para entrar al pan, lo cierto era que ya no me importaba el misterio de la Eucaristía, esa otra cosa alrededor había robado mi atención, estaba conmovida y mi emoción había sido llevada a la euforia por la parafernalia familiar que se alborotaba alrededor mio, incluso adentro, estaba poseída de algún encanto social, de alguna celebración que no comprendía pero que me integraba excesivamente, una energía en el ambiente, como una bienvenida hipócrita, oxidada por la costumbre, como la consagración de una fe, que había sido impuesta sin consentimiento en años mas jóvenes, impuesta a lo que se cree son seres sin voluntad, pero que ahora como por arte de magia era consciente y celebrada por la niña. aleluya. gloria. Las fotografías eran emocionantes antes de ser tediosas, posar, el pelo cogido atrás, apretado con un moño tensionante que halaba el cuero cabelludo, basta verlo en esta foto para recordarlo, mi hermano abstraído en lo que aún escribe, la balaca me empujaba los oídos hacía delante, eso me avergonzaba, mis grandes orejas en posición horizontal, extendiendose hacía los lados, después la entrada a la iglesia, las zapatillas, la música, el andar lento, la procesión va por dentro, el tapete, las velas y el fuego derritiendo cera hirviendo sobre mi piel, el dolor en mi mano, las sillas adornadas con sábanas blancas, sentarse y la espera, la inquietud, los bostezos, lo que tiene la misa antes de comulgar, los remordimientos, la ansiosa espera, el cura, la bendición del pan y el vino, aleluya, que importa la fe, este momento es glorioso, el sabor del vino combinado con la culpa, este poder milagroso de rozar la ilegalidad, poder para incumplir las reglas, para irrumpir en sensaciones reservadas a mayores de edad como con cierta complacencia, como siendo cómplices de esa atmósfera, como autorizándonos, como ignorándose las culpas los unos a los otros.
Después la salida, los besos, la sensación de la importancia, de estar tocada por el espíritu de Dios.
luego en el carro, rompiendo periódicos y arrojándolos por la ventana, el mundo ahora es nuestro, nadie nos acusa. pero hubo gritos e incluso golpes, se nos enseño prudentemente a no botar el periódico por la ventana.
La comida, gaseosa por ser una ocasión especial, un patio con eucaliptos y más amigos de mi hermano que mios. Los niños jugaron a la guerra. Les divertía saber que sus disparos dolían, les agradaba jugar de verdad con el dolor, sin fingir.
Aunque no hubieran tenido que dejar de jugar para fingir.
Jugaban era a la muerte.
Yo ya no recuerdo esto.
Solo las fotos me permiten transportarme, ya no podría jugar con la muerte.
menos mi hermano.
mi hermano escribe.

viernes, noviembre 25, 2011

perder o morir

perdí mi trabajo y no soy yo quien afronta las consecuencias de mis acciones.
que malcriado, creer que somos imprescindibles, inmortales.
que prepotente, creer que perduro más que alguna sensación.
lo cierto es lo incierto que ahora me espera.
seguramente, un trabajo peor pagado.
¿para que llorar?
quizá llorar es otra salida inútil, otra froma de amortiguar el sufrimiento de los miserables, quizá llorar es un refugio, como casa.
pero no necesito llorar, necesito un trabajo para poder mantener el refugio.
al menos, hasta antes de morir.

martes, noviembre 22, 2011

Mojigateria o la isla

Desembarqué en plenitud de la tormenta, corrientes fuertes, olas enormes, remar era imposible, el cuerpo cedía, el bote cedía, las lluvias furiosas me arrastraron a través de la oscura noche como sumergiéndome en alguna peligrosa pesadilla, ya había saltado de la borda y nadado un poco alrededor del barco alguna vez, pero esto era diferente, la caída seca del bote, su golpe rabioso contra la marea, como contra el cemento de una calle húmeda, el temblor del timón, la gente con sombrillas caminando torpemente, la velocidad, mi velocidad entera y mi egoísmo, mi transporte, mis necesidades, tener que cortar el lazo, implica un mayor desprendimiento, una independencia, un aislamiento. ¿Como creer de repente que nadie te garantiza la supervivencia en alta mar?Debemos responsabilizarnos de nuestros actos individualmente digo (realmente no, lo pienso, le escribo) y lo mas estúpido es que lo escribo, pienso que mis acciones me afectan a mi, y escribo en plural mis conclusiones ese tibio plural, porque esta isla, este lugar, esta desidia, todo es pluralizado, no escuchamos musica, vemos televisor durante días, fumamos, si constantemente. Algo.
le ha perdido sentido dionisio al placer...

jueves, noviembre 17, 2011

beginning

señores comensales,
¿como escribir para todos sin que lo notes?
¿como gritar para cegarte los oídos?
si no puedo escribir para ti sin darme cuenta.
ando compitiendo contigo, encontrándote sin buscarte.
me falta seguir cayendo para nunca más cantar victoria.
ceder, dejarme humillar por el ritmo.
cuestionarme todas mis necesidades.
reemplazar con nicotina todo este frío desenfreno.
imprescindible respirar, obligatorio e involuntario.
apuesto a que ni eso necesito.
ya no recuerdo cuando sentí el impulso a retar.
refugio en la diferencia.
nauseabunda y furiosa competitividad, ha llegado el momento de perderlo todo.
peor sería seguir llenándome de orgullo el pecho.
agónico fin al que llevan las crisis, la imposibilidad de recibir.
duele la panza que sabe más del tiempo que el reloj.
ya no puede alimentarse el ego.
envejecida imagen de salidas eutanásicas.
¿como recordar el olvido?
es necesario desaprender para no necesitar.
¿como desear perder entregándose todo?
¿como pagar con placer la condena?
confieso que escribo para que alguien lea.
confieso que no es más que otra forma de digerirme, de vanagloriarme.
ese temor mio a la soledad, a la desatención.
escribir es pensar en lo que a otros les basta con sentir
esa necesidad de gritar, imponer a los demás un juego no es jugar.
pretender es inmovilizarse.
escuchar era también imprescindible.
pero vence mi deseo a detenerme.
cuando ganar no era una necesidad.
apetito insaciable el que educa.
y cómo más enfrentar este temor a la muerte,
sino encerrándome, internándome,
consumiendo este veneno.
solo. sin ayuda de nadie.
sin hablar con nadie.
sin consejos, sin escuchar lo que los otros me tienen que decir.
terminándome.
adicto y resagado.
sin creer en eso de que todo retorna, de que todo fin...

martes, noviembre 15, 2011

jugos gástricos lasceran su estómago, arde su llaga, digestión de un ser que se desintegra por sus propios medios, víctima de un suicidio involuntario.
da risa morir de hambre.

jueves, noviembre 10, 2011

estupefaciente

aquí yace mi ultima pertenencia, resquicio máximo de voluntad engendra quien como yo, agoniza.
aquí se arrastran los que sufren, aquí el cardumen empuja las paredes.
síntomas inhatos de la rebeldía.
disciplina aprisionada en desorden.
aquí se rehusa cualquier manifestación del control.
aquí asesinamos a los hombres corrientes por suponer que no toman partido.
aquí no se pudre la comida en la nevera.
aquí se raspan los platos.
aquí la euforia colectiva.
aquí los gases lacrimogenos no nos dejan respirar
ni abrir los ojos
y todos corren hacía distintas direcciones
como ratas moribundas
sin pertenencias
vaya voto de pobreza el celibato.
el mundo es un patio de prisión
¿adonde quieres ir?

martes, noviembre 08, 2011

Aprehendizaje

caer no es necesariamente aprender, el proceso es diferente, ni siquiera hacerse consciente del error es aprender de el, tampoco lo es asumir las consecuencias.
aprender tiene algo de ruptura, de auto imposición, tiene que ver con dejar de creer que esta mal forzarnos a actuar de determinada manera, tiene que ver con pasar por encima de nosotros mismos y nuestros prejuicios, tiene que ver con escuchar el nuevo orden, con no sentirme omnipotente.
a veces creo que aprender algo es lo único que te obliga a despegarte de tu ego.
no porque cometo un error aprendo
porque aprendo estoy inducido constantemente a errar.
aprendo que importa más la comida que el futuro.

Aún

Ayer entre sueños sentí cantar a Violeta, a mi lado un cuerpo se levantaba, incorporándose hacía ese sonido, movimientos que se buscan esos de cantar y caminar, esta condición que ahora me impongo hizo brotar de mí impulsos que me alegran, que necesito, ayer sentí en mí toda la tibia modorra de los indignados, ayer guarde silencio cuando mi hermana me grito la verdad en la cara, no hay trampa, era la simple verdad, reventada a gritos contra los ojos que no confrontan, escupida con lágrimas en los ojos, ¿lágrimas que lastiman? ¿algo realmente me lastimará? Ayer sentí entre sueños porque despierto no siento nada, soy ese ser inerte que siempre he criticado, quizá es criticarlo la razón por la que me convertí en él, en ese montón de tensiones que no tiene nada de cuerpo, y que estaba hay sentado con mi hermana repitiendo algo que ya le he dicho muchas veces le he repetido eso se lo digo cantidades pero hablo y hablo cosas que no concluyen en acciones, mi discurso idiota no trasciende mi piel, es inútil, tal como yo, cuando mi hermana se alejaba me dijo que le vaya bien, que despierte un poquito, me despido aunque realmente tenga ganas de pegarle.

Eso si que fue sincero.

Soy una puta sarta de mentiras, ni siquiera puedo decir mi nombre sin pretenderme.

Tomo el camino del ego ista.

Me trago la propia saliva que me cae al estomago y hace brotar de mí ácido para digerir, pero no hay comida, porque no hay dinero, me digiero mi propio cuerpo, que digo cuerpo, montón de tensiones...

Llega un punto, con forma de momento en el que no se puede seguir escribiendo aquí, en el que no se es capaz.
Cosas que nos averguenzan, actos nuestros que no queremos publicar.
Solo de esa manera se puede escribir un diario, sintiendo nacer la gangrena en mi cuerpo hasta las sábanas untadas todas de lepra abrazado a Simone De Beavouir, anotando cada detalle, hasta vomitar la nausea.
No funcionó
aún sigo sordo

jueves, noviembre 03, 2011

Antorcha

Lo utópico no es la revolución, es creernos revolucionarios, es pensar y decidir de entre todas las palabras que conocemos con cual forjar este texto.
La cobardía es lo que no nos deja confrontarnos, lo que nos refugia en el grupo, lo que nos fortalece, adictiva.
Lo utópico es creer que he sentido hambre, es ahora convencerme de que tengo que ganarme la vida como pobre, es sentir que mi trabajo es horrible, es escribir como justificando esta mediocridad que se me trepa.
La cobardía es calentar el agua de la ducha, no ser capaz de arrojarme bajo el chorro frio como quien toma un riesgo, la cobardía es estar escribiendo como para aislarme, como para dar testimonio de que no pude vivir.
Quizá despierte una mañana dispuesto a todo, a medirme, a clasificar mis acciones entre buenas y malas, a reprochar la indignación, a comer del plato de mamá, a estudiar en el colegio que es la calle, a rezarte y a pedirte perdón por cuestionarte ciegamente, a pedirte que me permitas revindicar mis desiciones, mis impulsos que no son tan contundentes.
¿quieres algo en especial de mí?
pidelo
te lo dare, lo juro.
no quisiera ser más ese niño rico que lee a marx y se llena el estomago todo de ansias, de la reacción del pueblo, ese niño convencido de que sostiene la pirámide, pero queda algo de capital aún sobra el cual caer, quedan todas las palabras para decirme que no soy obrero, que no soy niño, que no soy inteligente, de otra manera ¿porque me condeno cada vez que escribo?
a lo mejor lo poco de naturaleza que se aferra a mi cuerpo, me lo indica, me indica mi extraña forma de morir de pie, vestido de rojo, puteandome por ser cobarde y por no poder decirlo.
Utópico es estar desnudo.

martes, noviembre 01, 2011

estigma

las señoras huelen a dulce perfume, salpicadas sus mejillas de picardía solapada y vergüenza, comen y rezan, ocultan tras la impunidad social de la que gozan sus impulsos tibios, sus excesos de azucar, de tinto, se destruyen con el aire digno de quien tiene la razón, se quejan, incluso, en momentos de ira o profunda desilusión, maldicen, quizá algunas pocas aún piensen en sexo, fantasien con jovencitos, con roja carne tierna, rueguen, padezcan la virilidad, los juegos desfogados de las adolescentes, pocas podrán todavía sorprenderse, casi ninguna hará algo al respecto, pero todas salen a votar, votan por algún caballero gentil, impecable, decente, bien hablado y creyente, defensor de los principios, de la moralidad, astuto cabalgante de su imagen, valiente adulador de su propia poesía, varonil y vestido con gusto, con tacto, con regularidad.
ellas juegan al parqués en las tardes cuando el cielo brilla aranjado y violeta, no se percatan de las ventanas, el choque de los dados contra el vidrio alimenta las horas, las monedas que viajan alegres y serenas (que estupidez la mía de decir que las monedas sienten alegría o serenidad, pero pecaría tambien si me convenzo y con ello talvez al lector si opongo a esta idea la de que las monedas son objetos inanimados incapaces de percibir sensanciones) de cenicero en cenicero, de mano en mano, fichas que se matan, que se tragan mutuamente, hombrecitos de color que se arrojan a la carcel entre sí, para satisfacer a quien arrojalos dados, a quien juega, cuando manifestarán su inconformismo los hombrecitos encarcelados en el tablero, obligados a correr a muerte por un color, con el único consuelo de dar la vuelta y esperar a los suyos en el cielo, hubo un día en que entraron en paro, caminaron desnudos e inmovilizaron el juego, bloquearon los seguros, las salidas, las señoras procuraron disimularlo, hacer como si no lo notaran, actuar, siguieron jugando, mantuvieron forzadas a las fichas por un tiempo.

la gente que no come tan bien tuvo que entrar por la ventana.

jueves, octubre 20, 2011

Rojo

Muy inocentemente jugueteó con el arpa, la acarició mientras escuchaba su respiración, sus latidos, sus estados, quería algo concreto de ella, encontró que la vibración de las cuerdas se direccionaba permanentemente a oídos de niños sordos y ricos, con lo poco sordos que pueden ser los niños ricos, su alegre juerga fue percibida por otros más rubios que el, al principio, ironizaron, crueles, pero después sintieron envidia, se sintieron invadidos de remordimientos, de incapacidades, de tendencias envejecedoras, entonces no le gritaron, no le humillaron ni le ofendieron, al contrario, le atacaron con un arma más destructiva, le alimentaron, le dieron leche tibia y lo estimaron, le hicieron crecer y creer que podía conquistar algo, que las cosas podían pertenecerle, que nadie podía evitarle pretender siempre más de lo que poseía, le hicieron sentir como a un Dios, inalcanzable, con cada halago su orgullo se elevaba hasta lo más alto, se confundía, sintiose él como en la cima del mundo, alejado para siempre de las multitudes, de sus multitudes, se sintió capaz de entregarles la constitución de su gloria, de su grandeza y de su mentira, se sintió omnipotente y eterno para desconfiar, para dudar y para caminar más lejos.
Esa noche, que tenía colgado cielo azul, despejado, caminó a orillas del río por la arena, más allá de donde podían escucharse los ruidos de los demás, caminó hasta que se sintió caminando en secreto con la noche, se humedecieron sus pies descalzos, agradable, todo dormía, todo era relajada respiración, todo arena, tocó algunas cuerdas, las escuchó vibrar, aletear, revolotearse a un estímulo del mundo hostil, sensibles al tacto, a la desgracia, a las rupturas, sin detenerse, tuvo miedo de seguir tocando y eso despojó de toda piedad su melodía, entregado por completo, desvanecido en sonido al aire, siguió suicidándose de cualquier cordura, de cualquier verdad, ¿donde podrían hallar los ángeles la libertad más que en la música? niña hermosa, el pecado de la carne y el calor del movimiento, ríe y llora pero no siente vergüenza, sonríe pero al hacerlo enfrenta, confronta y ora incrédula. Tocó hasta la madrugada, su música fue para la luna, para el silencio, para las aguas del río que vibraban con la suya, su noche. Las luces del día derramaron la ultima nota.
Termina el sexo.
momento reflexivo en el cual se racionaliza el placer y se genera la adicción a todo.
Con la mañana, y el arpa caliente de tirarse en la noche al río, vino el reflejo
de su cara
en el agua
sus cabellos
su propia luz
su belleza
su rastros de perfección
su despreocupación
fue la primera revolución instantánea.
Cuando volvió, ya nada podía ser igual, miraba fijo a los ojos, como duro, como castigando a quien tiene miedo, no saludaba, no comía si no quería, andaba pensando en que todos lo miraban, no le preocupó, andaba solo pero perseguido, entre las verdes ramas de olivo, las consentía, se aferrabá a ellos porque los demás lo acechaban, lo medían, le preguntaban en que estaba metido, le decían que estaba consumido.

consumado
Fue su pecado la vanidad.
Por ella supo que era más grande que Dios.
por ella enfrenta, pelea.
mata

sentía que lo aterraba cualquier orden, cualquier sistema, cualquier serie, cualquier repteción, cualquier pequeño síntoma de monotonía, sentía repulsión por ese lugar.
por eso el destierro pareció un consuelo a su insolencia

pero fue una maldita liberación
la altanería de los que no se conforman
de los que no creen en nadie
más que en nosotros mismos.
tan vivos y sanos
rodando hasta abajo
cantando

en el lugar del mundo donde la música nunca termina
porque es de noche
eternamente
sobre el tablón del infierno
alentando al más grande
¿sabrá más el diablo?
porque no envejece.

todos lo envidian
inocentemente.

miércoles, octubre 19, 2011

amores que matan

Andaba por el pasillo y al caminar parecía estar era cayendo, pero no caía en aguda desesperación, no era la suya una caída para el escándalo, nadie pudo percibirla, caía húmedo y solo, como aburrido, desanimado.
Era de tarde pero en esta ciudad parece de noche muy temprano y la noche dura muy poco, no abarca plenamente la madrugada, la noche fría de los que no duermen sino que tiritan, a los que les traquetean lo dientes. él no quería dormir esta noche ni ninguna, quería seguir cayendo pero al caer se le hacían mas grandes en la cara las ojeras, y el desgano, y todo.
Es tiempo de relajarse después de haber cumplido en el trabajo.
El que produce, descansa.
exige.
Echarse a leer cualquier cosa ahora resulta justo, comer, fornicar, fumar un poco, porqué no, no dormir para no recordar los sueños y que no me persigan, en medio de la gritería, del alboroto, todos juntos, gritando y corriendo atrás de mí, sometiéndome a huir, a tener miedo, a morderme con rabia las muelas, los remordimientos, los escapes, las otras personas, apretar dormido la mandíbula, apretar los rencores, las venganzas que aún no se cometen, apretarla con toda mi fuerza hasta reventar con la cabeza roja y dura y llenas de venas y no estoy dormido estoy despierto y aprieto mientras caigo por el pasillo de rodillas hasta una puerta y hago más fuerza, haz más fuerza, aprieta, no cedas, puja, aunque tengas que dejar de respirar, puja y grita, lleno de ira pura y parecía que su boca fuera a estallar, supo buscar en todo su cuerpo muerto antes de encontrar una llave, supo dar fuego a la gasolina de su ira un poco con torpeza otro con represiones y trituró más sus muelas, penetró la cerradura como poseído de una furia tremenda. Al abrir la puerta, al subir la escalera como padeciendo los pasos, irguiéndose a cada peldaño con el orgullo de quien es esclavo, y tener que romperse los dedos contra otra llave, lo invadieron los límites y salieron agolpados todos por su boca.
¡Puta! - fue lo que gritó.
Desgracia total y contundente con forma de mujer, tras la puerta cerrada, acurrucada contra la cuna, cantando, sonriendo con esos ojitos cafés como de gata.
lágrimas
¿Hacia donde me dirige esta terquedad al escribir, esta inorganicidad, este afán?
me pregunto si soy osado en creer que esto es basura, esta poesia de colegio, para mi profesora Bertha que no entiende que yo no puedo estarme quieto es porque los demás me pegan y me molestan y a mi me da miedo y por eso yo aprieto y me siento un hombre correcto, o mas bien, en corrección, que camina y tropieza hasta la puerta de su casa.
A un lugar cerrado y lleno de luz, a un punto huérfano.
Indudablemente, gracias a mi mediocridad, el único adjetivo que me atrevo a conferir, entró y miró hacía la cocina, pero pudó su deseo más que su apetito, permaneció todo el tiempo del mundo en silencio, mirándola a los ojos, midiéndola, templándola.
ella sollozaba, no ignoraba sus excesos, sus máximos resquicios, su ofender duro, su boca seca.
Él la golpeó en la cara con la palma abierta, para quemarla, como sintiendo su piel, como acariciándola, y ella dejo de llorar, el se detuvó, algo en ese instante acrecentó su angustia, su hambre, su vicio, no resulta pertinente que la mujer no llore cuando se le castiga, eso le causó como una insatisfacción, como alguna insuficiente sensación de dominio, de hombría, de temple sexual.
y le pego con los nudillos tensionados
calma su placer la sangre que vomita el reventar de su puño contra la muchacha
¿para que un arma?
¿para que desconectar el estímulo de la piel contra el dolor?
pero ella no derramó una lágrima más, ardía su rostro con el calor de quien permanece en pie entre su sangre helada.
cuando él miró la cuna, supo que ella la salvo.
¡Puta! - le gritó nuevamente y quizo romperle la cara, desfigurarla, no matarla sino dejarla en permamente padecimiento, quizo lascerarla lo que le quedaba de vida.
querer es poder
ella no lloro hasta que cayó dormida, como en secreto.
como susurrando su desgracio
supo que ese era el precio que pagaba por haber vivido, su martirio.
supo que ese era el amor verdadero.

lunes, octubre 17, 2011

Leeme

Otra novela reposa en su regazo, el peso de su solapa, el de cada una de sus letras, el del nombre de su autor y lo que este desencadena en la memoria colectiva, el peso de sus páginas y sus heridas es ahora tambien su peso, su propio peso, es parte el libro de la atracción que lo enraiza con la tierra, parte de la fuerza que lo sostiene al suelo y le impide salir en fuga iracunda contra el cielo. Sus ojos roban impresiones de luz a la portada, algo en él las convierte en sensaciones, las asocia y pesca recuerdos, sienten sus manos el grosor del libro, juega a pasar rapidamente las hojas, a abanicar el mundo afuera del texto con forma de naipe, juega a echarse el viento de las hojas en la cara, en algún instante en que las páginas caen de un lado al otro, mete su nariz en medio de las hojas que se agitan, justo en esa pagina se detiene como hurgando, como ingiriendo algo prohibido y pasa a la siguiente, pero algo le resulta placentero, como para estimularse pasa una página más y su cuerpo sucumbe en el sibarítico placer de pasar las hojas desordenadamente, no como siguiendo reglas, como quebrantandolas, y sigue pasando las paginas en desorden, las frases al pasar le escupen palabras, se permite leer velozmente algunas letras que por azar o no revientan contra sus ojos en los pequeños momentos en que las palabras salen a gritos del libro, como siendo vomitadas antes de que las axfisie la otra pagina que se abalanza contra ellas, lucha a muerte la de las palabras por escapar, por untarlo de su suciedad, su limpieza cotidiana es ahora una mancha de contradicciones y él se lleva el libro a la boca, lo saborea, chupa la solapa, muerde sus hojas y humedece parrafos con su saliva. Algunos libros son amantes mortales que te succionan. Alguna página corto su lengua, antes de sangrar, antes de que algo en él conviertiera su piel en ardor, en dolor punzante y desesperado, antes del agudo estallido de sus nervios violados, sintió su historia entrelazada con la historia del libro sangrado y con la otra historia que este contiene, se sintió percibido, como si alguien de repente le odiara a muerte, como si alguien le hubiera perseguido durante siglos hasta este momento de tenaz encuentro, como si alguien lo contuviera, el libro cayó al piso y permaneció cerrado como haciendo silencio, no tuvo otra salida, resignado a ser leido por algo que él pretendía leer, a ser visto y hurtado antes de poder ver al otro, al ladrón, al asesino que carga con su cuerpo muerto, con su lucha y con su dolor, con su crimen que tambien a él lo aprisiona.
Sienten sus palabras el grosor del hombre.

viernes, octubre 14, 2011

joder

hemos llegado caminando, hemos llegado otra vez al límite, ha venido a nosotros la necesidad de mentir. quien miente roba. quien roba siente contradictorias cosas, come y caza pero es marginado, quien roba mata por que no se puede acercar a los demás y trabajar con ellos. quien roba teme, quien miente tiene miedo de temer.
¿pero acaso quien puede venir y decirte la verdad en la cara?
eres de noche todo el tiempo
anulas esa terquedad mía por refugiarme
me confrontas
me profanas
me golpeas
y yo que creía tanto en mí.
nadie miente
nadie más que los que creen que dicen la verdad.
y yo que creí que deje de creerme tanto.
joder
fue tortuoso, doloroso
la garganta se cerraba
como que ardía
y el tiempo pasaba lento lento
las lágrimas se fueron acumulando contra las pestañas, se fueron escurriendo por la nariz hasta el cachete
daddy you´re a fool to cry
no hubo nada más difícil que retenerse
para no llorar despiadadamente
y regarme en llanto ahogado sobre el escritorio
contra la ventana de inmigración
aeropuertos y charcos
puertas cerradas que debo abrir
con mi pulso
con mi fuerzo
con mi impulso
y que él
me abrazara
como papá
porque papá quizo irse
a lo mejor se canso
a lo mejor tuvo miedo
pero se fue
fue a refugiarse en papá
se despidió
me enseñó que uno debe ponerse por encima de los demás
me enseñó que debe uno aferrarse a su trabajo asi lo odie.
me enseñó a perseverar.
me enseñó que la felicidad es poder comprar las cosas
y ahora me devuelvo
sin resentimientos claro
pues el a mi nunca me pegó
pero si a mi hermano
y no lo escucha
como nora a diana
pero yo no quiero que vean que lloro
yo a la larga no quiero conocer a nadie
no quiero compartir nada
quiero ser un egoista mentiroso
quiero salir de eterno viaje
a lugares que me alejen de sus enseñanzas
de sus advertencias
de sus miedos y los mios
a lugares donde no diferenciemos la verdad de la mentira.
creer que mentimos
es ya prepotencia.
Nada más falso que creer que necesitamos un padre.
Nada más que llorar cuando se va o celar a mamá pues ella se acerca a él con esos ojos.
Papá no puede comer de mi misma comida.
No la soportaría.

viernes, octubre 07, 2011

¿mother you have me?

norita me da miedo que me llene de tensiones y me quede tieso y no pueda moverme ni fumar ni nada y yo me lleno de tensiones porque esas tensiones son cosas que quiero mostrarle a los demas porque tengo una identidad y necesito autodefinirme para la higiene de mis propias convicciones y tengo que reciclar el tiempo y mentir para huir de los grandes señores y poder correr hacia arriba a la montaña y pasar el chorro de quevedo corriendo y mirando a las peladas hasta llegar al teatro de los sueños donde hay un señor muy viejito y chistoso que nos abre la puerta y a veces yo llego y ya esta norita pero otras no esta aun y me toca esperarla pero se que no va a demorar mucho porque ella nunca se domera porque para ella lo que hace tiene un norte y no lo hace por mostrarselo a los demas sino por no negarse sensaciones a si misma y ella tiene su percepcion sobrenatural para sentir cuando algo es organico porque ella se conecta con el que se expone que no se xpone sino que comparte una experiencia me pregunto cuando alguien habra llegado a la conclusion de que el teatro es un engaño y que los actores tienen que fingir que son otras personas esos periodicos estan llenos de gente que ha tomado desiciones asi y que mentiras que dicen y que ganas que tengo de que nadie lea esto pero si me muero fortuitamente y todos se sorprenden empezaran a leer estas cosas y veces tengo ego y pienso en eso pero supongo que no tiene nada de malo pero si lo tiene porque eso me genera tensiones al escribir eso son las tensiones mascaras ahora tengo que dejar de scribir y mentir para poder ir a verte y tengo artisisisimas ganas porque aunque ayer casi no pude cantar ni nada por mi cuerpo bloqueado ymi laringe que debe estar cerrada cerrada no me importa porque tu me haces sentir que yo puedo hacer cualquier cosa pero tengo otras en mi que me lo impiden no soy incapaz innato tal vez soy capaz castrado y eso me da ganas de seguir y de arriesgar pero tambien me dijiste que las cosas que hago no deben ser para mi solo sino que debo aprender a compartir y preciso ahora yo si quiero compartir con alguien pero tambien a veces ella se aburre de mi o quiza ya se aburrio de mi de por vida y nunca mas jugaremos pero no puedo convencerme de eso hay algo que no me deja una terca obsesion que me acompaña desde que le pedi fuego para encender un cigarrillo y era nada mas para que ella me viera fumando y se quedara como enamorada pero ella supo lo tonto que era y olio mi superficialidad pero me encendio el fuego y despues un dia como si nada a ella se le da la gana de decirme que la deje entrar en mi casa y yo le digo que mi casa esta cerrada que tiene que entrar por la ventana y ella se rio porque entendimos hacia donde ibamos era la primera vez que nos comunicabamos y yo sentia mucha pena y sentia que cualquier cosa que dijera no importa lo que fuera seria estupido y que ella sabria que yo soy un imbecil y entonces eso es peor porque ahora incluso dudas de lo que muestras pero es mejor porque por momentos dejas de mostrar y empezamos a escuchar algunas canciones en millones de cama distintas y era muy ameno y tu nunca nos dijiste nada porque entendias o mejor te ilusiona entender y por eso te entregas a escuchar a los demas ella tambien los escucha pero es un poco mas violenta solo un poco pero eso me encanta y me sirve y me salva porque una relacion es un interes y no amor porque eso es algo que no tiene nada que ver con las palabras y ahora justo violeta debe estar parandose contra las paredes y dandose algun golpe y sentira curiosidad antes de sentir dolor y faltan diecisiete minutos para las dos para verme con norita porque ya no me acuerdo ni cuando perdi mi corodn umbilical.

martes, octubre 04, 2011

Maledicat dominus

los imbéciles que ríen en la tierra
han de llorar en el infierno

¿Que nos arrastra como esclavos desde la lejana Roma?
¿a que razón, designio o ser entregaron sus almas los hacedores del derecho?
Guerreros innombrables todos ellos, capaces de canalizar las aguas de los ríos.
¿Cómo no saber de la venganza atroz?
¿Como disimular esa violencia del agua al caer?
¿Que otra cosa cuelga de nuestro cuello si no una horca hecha de misterios vírgenes?
Afuera, llueve.
¿Acaso me resulta placenter0?
Conocerme omnipotente, dueño de las riquezas, del cielo, de la piedad eterna.
¿Acaso no cae con la misma violencia en tierras mas puras?
Pero el cuerpo que corre mojado se llena poco a poco de calor y frío.

A mi me arrastraron a delirios ociosos letras también lejanas.
¿Que cruel perversión arrastro a Levin al asco, cuando tuvo en manos a su hijo?
¿Quien sacrifica con desidia a sus herederos?
¿Quien pone por encima de su propia sangre un ideal?
¿Como disimular lo que por años ha estado a plena luz?
¿Como fingir que todo esto no es más que un engaño?
Podríamos ser fieles a nuestros malignos impulsos.
Podríamos vender nuestra alma al diablo y deambular el universo con poder infinito.
Podríamos... pero Fausto grita de dolor en el infierno.

Vino la calma.
Juiciosos y creyentes salvaron su eternidad al final de sus obras.
Marlowe arriesgado y tremendamente al borde de la tempestad, supo esperar con paciencia el desenlace, de nada le sirvieron los siete pecados capitales. Porque le falto avaricia.
Y Tolstoi, que quemó hasta el último de sus manuscritos corregidos, que solo quizo dejar de sí atónita perfección, no tuvo las agallas, el carisma, la insolencia de quemar el último párrafo de Ana Karenina, en el que entrega su obra a Dios. ¿y nosotros que? Esperamos sin paciencia al artista despiadado, que sufra en carne propia y de su piel hervida en quemaduras nazca la envidia, la plenitud corpórea, el sexo. Esperamos el regreso de aquel que escupió con furia lo demasiado humano.
Quizá esperemos a Cristo pecador y de nuestras plegarias ría una multitud en el purgatorio.
Quizá transformados en cerdos, perros y ancianos nos arrepintamos de nuestro andar profano.
Quizá la política, que ha sabido hacerse lugar pese a su actitud autoritaria entre sotanas y militares.
Quizá... pueda salvarnos de los sarcasmos.

Señor,
me arrastro ante su inmensa misericordia y le pido disculpas por mi negligencia.
por descreerle.
me pregunto y en vano me pretendo desnudo ante su presencia.
¿Quien mas que usted sabe lo que es justo?
Quien mas que usted sabe lo que es bueno o no para mi cuerpo, solo usted sabe lo que realmente necesito y lo que me impongo.
Usted sabe que no estoy trabajando debidamente, que en cambio escribo estas letras insanas.
Usted sabe que quiero corregir aquí y allá como Tolstoi para transmitir algo más conciso.
Usted sabe añoro gloria, pero no tengo tiempo.
Usted sabe que eso último que dije no es más que una cobarde excusa.
Usted sabe del infierno, debe saberlo.

Usted sabe de la leyes, de las condenas y los castigos.
Quiero señor que siga lloviendo y que llueva tan fuerte y con tanta violencia que ninguno de los que estamos acá podamos escapar. Que tengamos que morir en este encierro.
Que se abra la tierra y se trague el palacio de justicia.
Me arrastra una bicicleta todas la mañanas a este mismo infierno.
Señor, sé benevolente.
Haz que ni Satanás pueda apiadarse de nosotros.
Enseñanos a ser santos, como Cieslak.
Señor deja de tentarme, por más que me ilusiones, jamás me desanimaras.
Señor, dejame besarte sin pedirte permiso.


viernes, septiembre 30, 2011

dos peces con la misma red
que hace organico un impulso?
que respuesta sensorial se activa? que permite conectar con otro cuerpo
que percibe
via negativa
tendencia a mostrar
dar a lo demas una imagen
mejor
subestimarlos
estar seguro de lo que soy
no hay peor error
peor condena
tensiones que retienen
encierro angustioso el de apretar
se cierra mi laringe como se cierra mi oido
me cierro
solo esta vanidad divina
que me permite seguir
hacia el frente
manteniendo la mirada
propios ojos mios que tambien me miran
que trampa
que parezcan tan normales los espejos
la sordera
fornincar conmigo mismo
ocultando cosas
huellas que deja
quien no camina
no puede
caer
despertarse
no al fondo
en caida
del cielo
de promesas y premoniciones
abajo
del sexo
arde
suenan cuerdas
problemas
desafino
no hay conexion
desvestirse hasta tratarse mal
desarma y sangra
musculos prisioneros
de miedo
de coagulos
por venas, arterias
hasta el craneo
taponando el flujo se sangre hasta explotar
romper los vasos
regar el whisky
perder la rubia
otra vez
masturbarse?
patear la calle
fumar hachis
atrevido y fuerte
toser
la vida
por la ventana
lanzarse
al agua
salpicar
el piso
reventarse
es mas sensato
mas sincero
mas organico
que sonreir
menos mal
porque es tarde
para perseguirme
hay que saltar
para sobrevivir
el frio que calma
asesina
trasngrede
quien siente
sospecha
bosteza
hambre tiene
quien no come
que vomita?
que defeca?
la noche
se pierde
se oxida
mojada
traicion
echartelo en cara
escupirte
de patadas y dinero
relamerme
indigestarme de mi carne
de mi leche
bebo
hasta emborrachar
orinar
la puerta de una iglesia
el pecado
la hierba
para que se seque
echarle cerveza
meterla en el fuego
cocinarla
quemarle
los genitales
los analistas
no podran entender
las represiones
de mi mente
adicta
a todo
el dolor
la rutina
de morir
ahorcado
por la mano
amiga
que cede
las drogas
las frutas
podridas
repletas
de hongos
que alucinas
los carceleros de la humanidad
no me atraparan
no
dos veces con la misma red

jueves, septiembre 22, 2011

Persuación

Desaparecer, es como sonreir.

Condenado a cadena perpetua, Emilio Islas recibe una vez más su plato de comida por entre los barrotes, lo toma en sus manos y se sienta contra el muro de concreto, reposa en su canto la vajilla sucia apenas untada de fríjoles fríos, empuña una cuchara desechable, no se les deben dar a los presos cubiertos de metal, no se les debe dar la posibilidad de morir, no merece descanso quien ha violentado las reglas y con ellas a la sociedad en la que convive. ¿Que cuesta obedecer lo que esta escrito? Si solo existe y fue escrito porque pretende el bienestar común, por eso le mira con desprecio el teniente Adrián Urbano, le mira como debe mirarlo alguien que es moralmente superior, le mira para juzgarlo y castigarlo, a veces no le mira, simplemente lo golpea, encargado hace ya más de cinco años de la zona de alta seguridad en la penitenciaria.
Sin llevar a su boca un solo trozo de comida, Islas sostiene sin parpadear la tétrica mirada del teniente, enfrentada por años a criminales, violadores y psicópatas, ojos que le advierten de una violencia reprimida en el pecho, ojos con pupilas conscientes del uniforme que permite desfogar esa violencia, ojos que ya no se sacian facilmente de dolor, la mirada penetrante y ausente del sadismo, mantener el contacto visual es desafiar la sumisión, persistir pese a estas, que quizá aún no sean las peores condiciones.
En otras circunstancias, Islas había sentido temor sincero, empapado entre sábanas de sal, sin poder conciliar un solo segundo de sueño, durante tantas noches que de manera sospechosa se acontecen una tras la otra, como disimulando que agotan el tiempo, ya acostumbrado a no conseguir dormir, permanecía en silencio, ese era su grito agónico, un grito que cuesta más escuchar. Algunas noches estallaba una carcajada entre las sombras del pasillo, era el teniente Urbano, esa risotada lo petrificaba, como si doliera, sudaba y lágrimas brotaban de el toda la noche.
Tras meses sin dormir, sin un solo instante de alivio, Emilio padeció la celda húmeda sin poder mirar a los ojos a nadie, esperando sin ansias que los años se fueran llevando poco a poco todo, su cuerpo, su sufrimiento, su laceración constante e imperceptible, quizá el miedo, que lo había torturado permanentemente, que quebraba su piel y sus deseos hasta convertirlo en un hombre deforme sin intenciones ni voluntad, que lo arrastraba a cada momento a ese otro encierro del insomnio, que lo perseguía en el baño, en el patio, bajo las sabanas impregnadas de saliva, de sal, de semen, respiraba el aire denso de la esclavitud argumentada jurídicamente, derramado en el piso de la celda, consumiéndolo y embelesándolo de masoquismo en su lento deterior. ¿A que otra cosa puede conducir el eterno dolor si no al placer?
Urbano no lo mataba a golpes, por el placer de sentirlo respirar sin vida, ese miedo se convirtió en rencor, y esta noche el rencor en atrevimiento, la venganza resignada de quien subestima.
Emilio Islas siguió mirando al teniente, hasta que este desvió los ojos.
El riesgo de mirar, pudo sentir los azotes antes de recibirlos.
Pero ahora era él quien daba los golpes.
La comida se pelea a muerte contra otros perros.
Usted a mi me la regala.
Adrián Urbano no supo quien estaba más encerrado.

Que falta que hace un cubierto de metal.
¿De que otra forma podrán terminar las perseguidos?


hoy


tal como ayer


se hizo cuchillo en mi.

miércoles, septiembre 21, 2011

Verbo

Quiero dejar de hacer esas cosas que hago para darme nombre, renuncio a la forma que produzca sea cual sea. Me resigno a no tener acción.
Ahora, por más que pretenda no hacer nada. Solo el hecho de pretender ya me hace falso, nada orgánico saldrá de pretender, de predisponer.
No sé con el permiso de quien escribo.

lunes, septiembre 19, 2011

Construcción Destructiva

¿Quien osa describir los instintos?
¡Quien asegura infame que este desorden será el hambre de nuestros hijos!

¡Quien sin miedo nos violenta la piel!
Quien aún grita con seguridad sus certezas, ese es quien nos impulsará a matar.
Cerraremos la puerta de su casa, aseguraremos el picaporte desde adentro, porque querremos intimidad, porque no querremos ser vistos desnudos, porque no expondremos el placer de su sangre a la luz del sol, porque este regocijo deberá ser un secreto, porque nuestro cuchillo tendrá el frío de la vergüenza, este desahogo será también una arremetida sexual, una violación a su moralidad, la transgresión a sus almas vírgenes, ya no serán tan inmortales como dijeron serlo, ya no tendrán tantos amigos para protegerlos, porque dormirán tranquilos en sus camas, porque las sábanas rojas serán su lecho de muerte.
Romperemos su carne. Sus fibras y huesos.
Una vez muerto, todavía creeremos poder hablarle, humillarle, susurrar al sordo oído nuestras palabras indignas.
Ya no será tan de noche, ya no tendremos tanto miedo.
Querremos seguir matando.
Seremos un poco más adictos.

Escribiremos menos y la oscuridad será cómplice.
Tendremos más años pero clavaremos con la misma intransigencia nuestros puñales en sus pechos.
Nada cambiará.
Nada más que nuestras lágrimas vibrando entre los gritos de la multitud efervescente.

¿Quien llora la risa del asesino?
¿Quien escribe el rencor más que quien acusa?
¿Quien se entrega?
¿Quien osa comunicarse con su víctima?
¿Quien la degrada muerta para arrebatarle un beso?

martes, septiembre 06, 2011

La Mala rodriguez

Y pensar que despues de eso nunca más lo ví, no hablamos hasta tan tarde, hablamos poco, pero el quería decirme tantas cosas que yo casi no pude comunicar esa sensación del viejo a Gustavo, me resultaba agradable comunicar sensaciones a Gustavo pero esa ebriedad de frustraciones, de arrepentimientos tardios, de fallas, esa noche aguada de botellas, de lluvias, esa entrega del cuerpo al fracaso, a la resignación, esa noche el viejo lloró horas por el teléfono, me llamó por la mañana y me dió la clave del banco para sacar dinero, que curioso que me llamara cuando yo recién había "terminado de trabajar" y mi cuerpo yacía solo en un paruqe lleno de gente, a su lado, la bicicleta, en sus manos la pipa y el fuego. Llamó mi papá y me dijo que mi hermano no contestaba, estaba cumpliendo diecisiete años, hablamos un poco de mi hermana, un poco de fútbol y cortamos. En casa tomé chocolate y reí con Violeta un rato, a ella le causaba gracia que reprodujera sus movimientos, jugaba a tapar con su mano el sonido de su boca, cuando estaba sentada en el agua sonó el teléfono, era otra vez el viejo.
Estaba solo, escuchando a Charly, antes que nada, pusó el auricular contra el parlante y sonó el Fantasma de Canterville, la versión en vivo que empieza con un negro atroz tocando el pian, que no es un negro sino que es Charly y le gustaría ser negro. Estaba tomando Brandy, su voz se rompió y se atacó a llorar, me dijo que se sentía solo, equivocado, que sentía el karma de haber dejado solos a sus hijos, pero que se sentía bien ´por no tener que fingir sinceramente, yo le dije que me había hecho falta él, porque yo no soy frentero, no le digo las cosas a la gente en la cara, me cuesta ser claro, doy rodeos, tengo miedo de los ojos de los adultos, no los comprendo, o quizá los comprenda demasiado, me hizó falta darme cuenta de la violencia con la que actuan, me falto hacerme consciente de que ya no juegan, hablamos de mi hermana, de la mujer facil en la que se había convertido, yo le dijé que me cansaba sus reacciones desde el ego, me cansa intentar escucharte un poco más si siento que tu no haces el menor esfuerzo, me cansa y ya no quiero seguir intentando jugar contigo, claro, siempre escucharé lo que quieras decir, no me culpes por no reaccionar como tu quisieras que yo lo hiciera, no te pediré disculpas por no ser un hermano que te apoya como si eso fuera una obligación, por no ser el reemplazo de papá, por no ser un modelo a seguir en ningún aspecto ni como imagen masculina, ni como triunfante burgués, nisiquiera como persona que escucha, tampoco puedo yo culparte de algo, porque la comunicación es de dos personas, pero sin juzgarte puedo decirte que no eres tan emocional como dices ser, pues tu emoción parte de una percepción racional, tu y yo estamos encadenados por alguna extraña atadura a la razón. Esta es una posible ventaja que tiene Juan Sebastian el supo que el mundo nos confronta con violencia, el supo de los golpes antes de nosotros, quien siente el dolor en propia carne, intintivamente se defiende, nosotros fuimos criados para ser vulnerados, para nunca decidir, para aceptar en silencio y asi poco a poco ir perdiendo el gusto a las sensaciones, ambos, estamos y estaremos siempre en proceso de caminar en contra o a favor de lo que ya fue sembrado, es honesto partir de que ya perdimos la niñez, el optimismo atenta contra la disciplina y esa es la única vía para deseducarnos, aferrarnos a eso que tanto nos destrozó, pero ahora por voluntad propia, ahora porque no estamos conformes, ahora porque tomamos desiciones contundentes en momentos de crisis. Mi papá toma esas desiciones, por eso viajó cuando yo tenía ocho años, para obtener estabilidad económica, y el le dijo a Nora que nos llevaba con él, que el se encargaba y que ella podía viajar cuando quisiera, el soñó hasta esa noche que me llamó con que podriamos vivir sus tres hijos y su esposa en su misma casa y que escuchariamos sus discos de Clapton y tomariamos Whisky, y jugariamos cartas, suena divertido, pero es optimista, es conforme, yo ya no quiero eso, pero el me dice que yo soy su único amigo, que el no tiene a nadie con quien hablar y yo no tengo nada que decirle, solo puedo racionalizar, pero lloro y mis lágrimas corren libremente por mis mejillas hasta mi boca, no como antes que tenía que forzarlas, ahora estoy trabajando y no he ido a sacar la plata de mi papá, escuchó seu Girán, ayer intente hablar con mi hermano pero no se pudo, mi papá puso The Who a todo volumen y no se podía escuchar la voz de Juancho, me había dicho que trabajaba como soldador y yo preciso ese día llego a la cas y empiezo a leer la Nausea y sartre dice que trabajaba como soldador y llega Aleja a la cas y dice que se habia comido un trip y que una nena le habia echado los perros y que estaba leyendo que una nena le toma la mano a un hombre con gangrena y el le dice querido castor y muere y ella se quiere meter entre las sabanas con el pero la enfermera le dice que no por las heridas contagiosas, y esa nena es Simone de Beavouir y el de la lepra es Sartre el soldador, ahora siento inmensos deseos de entrar al taller de voz con Norita porque no quiero sentir esa frutración de mi papá, me agrada que el piense ahora pesimistamente, es doloroso, pero es menos falso, al menos te den ganas de hacer cosas, al menos te dejas de sentir tan bien con lo que supuestamente tienes. Quiero ser pesimista como ahora es mi papá, pero eso tambien sería racionalizar. Ojala Violeta nunca sienta que el mundo puede estar encasillado entre lo bueno y lo malo.
Engendrar, dar vida, eso genera en tu cuerpo algo más que lo que piense tu cabeza. Incomprensible pero instintivo, no quiero pesimismo como papá.
Quiero instinto.
Por eso tu no eres tan emocional, porque tu mente pasó por encima de tu cuerpo, de tus entrañas, de tus sensaciones, de tu hijo.
Por eso no entenderas nunca a Gustavo, porque el tambien supo de pequeño que tenemos que defendernos, por eso escribes, para desahogar esas cosas que quieres forzarte a vivir, esas que les envidias a las mujeres de verdad.
Dicen que Sartre escribió las ideas de Simone de Beavouir.
Asi son las cosas. Las mujeres sienten.
Los hombres escriben de esas sensaciones.

viernes, septiembre 02, 2011

Para doja

Sentir hasta resistir.
Sinceramente (con todas las trampas que esa palabra puede hacer) no me siento Errante.
El karma de vivir sin luz.

¿Como conduzco una sensación hasta el miedo?
¿Como surge del miedo una acción?
¿Como me afecto y me escucho?
¿Como decido y a la vez permito a mi cuerpo reaccionar espontáneamente?
¿Como haciendo todo esto en mi, percibo al otro?
¿Como percibo a los otros seis?
¿Como hago todo esto y además mantengo mi estómago lleno?
¡Me convenzo de que tengo derecho a escribir!
¿No es eso la fe?
¿No es creer ciegamente en algo?
Soy entonces parte de la religión.

Me engaño cuando creo que soy diferente.
El teatro es el juego del engaño, pero tambien el derecho.
Digo que entiendo, miento.

El problema no esta aquí.

miércoles, agosto 31, 2011

Necrofilia Fingida

¿Lloran los muertos?
Ignoro el agravio de mi cuerpo, la merma de sus capacidades. Hoy vine al trabajo montando mi bicicleta, los audífonos en mis oidos vibraban Janis Joplin, hoy sera una noche lejana de los sesenta, Eugenio Barba estudia en Polonia y asiste a un insólito Cabaret donde juega la Morgue. Mas tarde, tocan salsa y juega la Mecha. Hoy no voy a querer tampoco confrotarme, hoy quiero esta rutina para poder destruirla, hoy no quiero escribir pero a mi cuerpo se le escapan las ganas, ese daño que cargo en la espalda, esa pérdida constante de la voluntad. Esta inercia de la que no salgo. Otra vez las mismas letras, el mismo desahogo con rencor, pero no, no tanto, suelto resentimientos y no sé si eso me convenga o no.
Mis ínteres personales han sido sepultados y no lloran.
Mis apariencias asisten al velorio y guardan el luto, su verguenza las hace bajar los ojos pero no guardar silencio.
tampoco gritan

jueves, agosto 25, 2011

¿Hacia un Teatro? pobre...

Ayer soñe que venía caminando al trabajo en caluroso día, todo resplandecía más de lo normal, la orina de los perros que se estrella contra los arboles, la saliva en las lenguas de las muchachas que remojan sus labios para provocar, todo brillaba esos colores innombrables, nada lucía cotidiano, nada parecía real, todo lo era. Subí las escaleras del palacio de justicia y más turbaron mi cuerpo las miradas de la gente, esa sensación de entrar a un lugar donde empiezas a tener secretos. Sentí en mí la culpa y agaché penosamente la mirada, saqué de mi bolsillo el carnet y marqué en la máquina registradora que hay a la entrada, al empujar el torniquete quedé apretado en contra de muchas personas, estaba el bus estancado en mitad de una congestión, iba tarde al trabajo y una mujer rubia apoyaba las tetas sobre mi mano que agarraba la varilla, algunos hombres cruzaron miradas y sentí que iban a robarnos, yo tenía en el morral la plata del arriendo, entonces caminé desesperado hasta la puerta empujando a la gente que gruñía, al llegar al trabajo uno de mis compañeros propuso que apostaramos cinco números en la lotería, si ganamos, dividimos el dinero y cada uno se queda con seis mil millones el equivalente a trescientos años de nuestro actual trabajo. Me desperté en el bus, habían abierto el morral y robado la plata del arriendo. A partir de hoy juego siempre cinco números.

miércoles, agosto 24, 2011

Combustión Instantanea

Si nos quisieramos un poco más, no jugariamos tanto.

¿Que tan muerto esta el metal frío que atraviesa el cuerpo y luego se oxida?
¿Que tan fría la infección que nace y se impregna de metal y cuerpo?

Cuerpo que la escucha y trata de expulsarla.
Pero ella se aferra al metal oxidado.
Cuantos barrotes llegaran a destrozarnos.
El cuerpo se calienta.
Dispuesto esta a morir quemado por su propio fuego
nunca a ser colonizado por otro organismo,
así trabajan los virus
a muerte.

Que tanto quiere vivir el cuerpo que produce cáncer,
anticuerpos.
Autodestruirnos es nuestra naturaleza,
nuestra violencia.
Nuestra hambre.
Nuestros impulsos son sexuales, nuestros desfogues son adicciones.
Nuestros secretos son vanidad, nuestro legado la vergüenza.
Lo que nos mata
nosotros mismos.
Lo que nos hace aferrarnos a la vida
la vejez
la terquedad
la planeación, lo no espontáneo, lo previsto
Dios.
Son barrotes que no nos rodean
que nos atraviesan
se oxidan
luego

se infectan

infectan.

y nuestro cuerpo nos mata.

¿para que buscar otra salida?

miércoles, agosto 17, 2011

Capital Factor

Papá te regala un paquete envuelto.
Me lleno de ansias y miedo.
A punto de orinar levanto el bizcocho del inodoro, fuerte liquido sale disparado de mi y se estrella contra el borde, tal como me dijeron que no lo hiciera. Fui advertido, ha sucedido lo peor, no voy a limpiar con papel higiénico todo lo que salpiqué, no volveré a ser responsable nunca más.
David, usted esta mamando gallo con todo, además de llamarle la atención, tendremos que ponerle un memorando para que dañe su hoja de vida.
Sigo sintiendo esta asquerosa sensación durante las noches, que creo que me regañan, que me persiguen, que creo que estoy haciéndolo todo mal, que creo que estoy incorrecto.
Me lleno de ansias y miedo.
Cada día escribo con menos errores ortográficos, como si quisiera empezar a seguir sus reglas, como si eso me nutriera, como si fuera a ser una persona mejor cada día.
No, en serio.
Estoy nervioso nervioso y tengo este vacío en el estómago pero no por eso me van a perdonar ser un irresponsable. Quiero pronto que llegue el día en que haga lo que haga, disfrute y viva envuelto en placer sibarítico. Quiero ser un perro feral y andar por la calle consiguiéndome mi comida y enfermando noche tras noche hasta morir.
En el fondo, no quiero masturbarme, quiero acostarme contigo.
Hoy no quiero fumar, tal vez a la noche con Juan.
Hay algo que quiero mas que nada en el mundo y no es el paquete envuelto de papá.

Pablito jugaba entre ruinas incas, jugaba con el oro. Se divertía incluso antes de que los escombros costaran tanto dinero.

martes, agosto 16, 2011

Destruyete a ti mismo.

Corteme a los lados con tijeras, tambien sobre la frente, tenga cuidado con las orejas y con la trenza. El pendiente quítemelo si puede, desde que me abrí el lóbulo no he podido sacármelo. Déjeme verme por detrás en el espejo. Ese reflejo de lo que soy, el del espejo sabe quien he sido, sabe quien serè. Vaya uno a saber si yo soy el que vive realmente. Quizà yo no soy quien se corta el pelo. Siento venir el dìa en que enfurecido clavarè la punta de las tijeras contra el espejo.
Entre mas me apuro menos avanzo.

viernes, agosto 12, 2011

Tumba Saqueada

Si tiene que morir, morirá quemado. Sus hijas no llorarán sino hasta que vean a la madre víctima, ultrajada y seca. Sola. El pueblo entero reirá de ella, su dolor sera denigrado por escupitajos de niños pequeños, los viejos la compadeceran. Su espíritu sera colgado en la plaza, su feminidad o lo que quede de ella yacera crucificada incapaz de cerrar su centro, miles de lobos salvajes le desgarrarán el sexo. Ella deseará morir a como de lugar, pero en hirviente fiebre de sufrimiento físico, verá por ultima vez a sus hijas, no rogando porque se mantenga en vida por ellas sino deseando que su cuerpo quede libre, entonces será placentero morir.

jueves, agosto 11, 2011

PERJUDICIAL

Excesos atentan contra mi salud, necesidades que me impongo, al tiempo soy fabricante y consumidor de mis deseos. No significa esto volver al tiempo de temer las consecuencias, de encubrir el placer autodestructivo. No se trata de sentenciarme, pero esto es un juicio atrevido y franco, exento de piedad que surge del cansancio de años enteros acercándome a los demás, pretendiendo entender su lenguaje.

Compadecer envejece.

Quiero...
Quiero algo.
Cuando quiero algo y escribo que lo quiero, dejo de quererlo un poco. Equivocar y no pasar por encima de mi error como avergonzado huyendo de alguna condena.
Quiero interpretarme.
El negocio del rompecabezas complejo.

Grita el pueblo en la tribuna, delirando al ver morir esclavos.
Estrellas escarlatas que fueron bordadas al escudo con sangre, porque no decirlo, con dinero de la coca, tampoco se trata de negar las culpas, pero el fuego es cruzado, las balas corren de lado a lado buscando pechos, cada cual decide donde esconderse o donde luchar.

El parlamento británico se compromete a indemnizar al mundo por el daño que los Rolling Stones han causado a la juventud.

Subestimar alimenta, no se juega con el hambre del pueblo.

Hoy Don José Eustacio yace muerto en una tumba, la lápida sobre la tierra no dice su nombre, ya sus huesos se han desintegrado todos menos su craneo, hace cuarenta años murio baleado por el General Naranjo en la selva del Cauca, ese día recogió el cultivo de tres meses, las plantas de amapola conocieron el secreto, su cuerpo fue metido en una bolsa negra y llevado al laboratorio que antes había sido desmantelado, fueron robados casi cien kilos de heroína pura, proecsada y lista para ser enviada ilegalmente vía marítima, oculta en un barco oficial de la armada nacional que atracó en un puerto inglés de la ciudad de Liverpool, donde un desconocido recibió la mercancia, despues de probarla decidió bautizarla Brown Sugar, afirmó que era el diablo a caballo mas puro que jamas había probado, luego la distribuyó a los expendedores, uno de ellos fue contactado por Keith Richards, en una tarde luego de tocar ocho horas seguidas, Keith Richards chuzó su antebrazo izquierdo, empujó con sus dedos suavemente la jeringa, hoy, en esos mismos dedos que han cambiado ya de sangre muchas veces, hay un anillo de plata con una calavera, el unico hueso que queda despues del desmadre, dicen que se lo regaló el diablo.

Cumpleaños Gustavo Ceratti.
Gracias a la droga, el fútbol del diablo.

martes, agosto 09, 2011

Tablas

Y si vas a la derecha y cambiás hacia la izquierda, adelante. Es mejor que estarse quieto, es mejor que ser un vigilante. Si me gustan las canciones de amor y me gustan esos raros peinados nuevos ya no quiero criticar sólo quiero ser un enfermero. Y si trabajás al pedo y estás haciendo algo nuevo, adelante. Y si cantas a la luna y perdés la vida en un instante, si luchaste por un mundo mejor y te gustan esos raros peinados nuevos no quiero ver al doctor sólo quiero ver al enfermero. Dame un poquito de amor no quiero un toco. Quiero algo de razón, no quiero un loco. Apagá el televisor. Si lo que te gusta es gritar desenchufa el cable del parlante. El silencio tiene acción el mas cuerdo es el más delirante. Me gustaban las canciones de amor me gustaban esos raros peinados nuevos de chiquito fui aviador, pero ahora soy un enfermero.


Escapo de la vida para verme con ella, se convierte en una penosa necesidad andar acudiendo a esas citas clandestinas, de la luz que juzga nos refugia el ancho mar de gente, como único testigo la ciudad de los pibes sin calma, este velorio urbano sin mar ni carnaval, ahorita me ví con ella, quedamos en una casa del centro, la casa de uno de sus amigos, estaba toda desordenada y cargaba una biografía de Robert Nesta Marley Booker, había unos audífonos reposando sobre el teclado como diciendo escúchate a ti mismo, sopórtate tu ruido para después obligar a los demás a que lo escuchen, sonreía, en vez de puerta tenía un colchón en un hueco de la pared, un tablero de ajedrez imantado. La mañana que la conocí tambien jugamos ajedrez, fue en la escuela, durante el tiempo de recreo, las partidas se convertian a juegos ilegales con el sonido del timbre. ¿Apuestas? me preguntó, cuando faltaban cinco minutos para el fin del descanso, aposté mi vida. Eso la sedujo, aún no sé si me dejo ganar. ¡Gané el derecho de perder alguna vez contra ella! Al día siguiente vino y ganó. Fueron meses seguidos de verme con ella diariamente a escondidas, en el baño, en el bosque, incluso entraba ella al salón de clase, tantos profesores que me vieron alarmados con ella, no pudieron hacer otra cosa que quejarse con los curas. Hace rato que no la veía, mientras esperaba sentado en la cama pensé en volcar toda esta violencia que me blinda y que me invade hacía mi. Durante años había intentado escribir lo que no compartía de los demás, lo que repudiaba, pero en ese momento, mientras esperaba ansioso las llamas de su inquisición, quise dejar de hacerlo, quiero ahora reventar contra el papel todos mis defectos y estrellar mi autoridad a mi utopía, hoy jugamos de arriesgada manera, todos nuestros hombres salieron a matarse, empezaron a rodar tablero abajo hasta la cama. Creo que me equivoqué demasiado, pero ella no quisó dejarme ganar esta vez.

Siempre que le gano, me alejo pensando contento en que puedo definir el juego del ajedrez con palabras como si lo comprendiera absolutamente, cuando pierdo me voy creyendo que sé como se debe hacer todo para ganar.

Los empates me dan sed.


lunes, agosto 08, 2011

Padre y Siniestro Señor

El reloj desesperado se prendía de su muñeca izquierda, los dedos empuñaban la manija del maletín, adentro, papel plagado de repeticiones, de órdenes alternos. ¿Se puede decidir plenamente sobre estadísticas? ¿Realmente es correr un riesgo arrojarse con prisa sobre las mismas veintisiete letras? No era temprano pero nadie le iba decir que era tarde, nadie iba a reprocharle ser como era.
Vestía impecablemente y lavaba su cabello a diario. Envejecía pero le consolaba la idea de escribir una suerte de autobiografía, en ella confesaría que había vivido feliz, que cuando joven pensó en combatirlo todo, en repartir, pero se dio cuenta de que hay que aferrarse al medio y crecer en él, ganar poder para decidir, sacrificó entonces el tierno ímpetu revolucionario, se anticipó inteligentemente a la desgracia de pasar hambre. Aprendió como comprar la palabra, ciertos obstáculos jamás pudieron volver a detenerlo.
Así quiso a su familia, a su esposa y a sus dos hijos, así compró lo que ellos necesitaban. Difícil creer que eso no le hacía feliz, que no vivía satisfecho de su envidiable realidad. ¿Qué más se puede pedir sino el placer de hacer lo que te gusta? ¡Que más sino poner en la boca de los que quieres el pan cada día! Ese incesante progreso, ese deseo de estudiar permanentemente, de nutrirse. Confiaba en la academia, sabía que en ella encontraría el desarrollo de la civilización, levantaba su frente y erguía el pendón de la razón y las buenas costumbres. No estaba tan erguido cuando entró a la universidad, cuando se sentó en el escritorio y esperó dos horas hasta que terminó el examen, uno por uno le llevaron sus respuestas, sus intentos, sus ilusiones profesionales, sus yerros. Bebió del pocillo otro sorbo de cafeína, un poco por reflejo, por necesidad, pero también para disimular cualquier impulso sexual, sus estudiantes eran jóvenes, la sangre corría con adrenalina por esas arterias, por esos pómulos enrojecidos, por la espalda, por el arpa, por las rodillas húmedas y relajadas, esa tensión de las caderas, por esos muslos blancos como frágiles, por ese anhelo de romperla, de hacerla gemir hasta el llanto. Pero lo ocultaba toda tentación tras el estimulante negro. Debía guardar su imagen, mantenerla a buen nivel, era consciente de que su bienestar dependía de ella, su convivir cómodo con el entorno, el techo de sus hijos. Por eso acogía con respeto las enseñanzas del catolicismo, aunque se presentaba como católico y justificaba de ese modo sus nexos familiares se permitía dudar y juzgar las acciones de las autoridades religiosas, le asqueaba la pedofilia en la iglesia pero los había bautizado bajo esas mismas manos, aún pretendía regir sus vidas, se llenaba la boca argumentando porqué era buen padre, buen esposo, lo era porque sus ganancias económicas estaban dispuestas a ostentar su perfecta vida matrimonial. Se contuvo de mirar la cola de la última estudiante que salió del salón. Al terminar su café y ponerse de pie un estudiante entró al salón con la cara pálida y horrorizada, iba de su mano una niña de unos cuatro años de edad con la mirada perdida en el vacío, ella relató macabramente con sórdida frialdad como su padre la había insultado, golpeado, torturado y cómo la penetró a la fuerza con un plátano, rompiéndole el himen. El reloj colgado a su muñeca se detuvo. Quiso haber gritado, pero la violencia que lo caracterizaba no tuvo salida de su cuerpo muerto, se limitó a decir que ese acto no se consideraba jurídicamente como una violación. Siguió estudiando derecho hasta la muerte, siguió convirtiendo a sus hijos en adictos al deseo reprimido, tuvó el dinero para comprar un piano a su hijo mayor, nunca el tiempo ni las ganas de sentarse a su lado para jugar a la música, si el tiempo, las ganas y la voluntad de bautizarlos en la culpa católica, siguió yendo a la iglesia, siguió asqueándose de la pedofilia, siguió enviciado al tinto, nunca escribió su autobiografía, desde aquel día no volvió a fornicar con su esposa.

De Vega murió de viejo, su cara lucía petrificada en una expresión de tenaz remordimiento.

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(Aunque tenga los ojos vendados con las monedas de los ricos juego)

No trabajar más. No hablar, pensar, obedecer para sufrir y ganar dinero.
Nosotros no podemos estar pensando que alguien nos quiere, porque nos quiere vivo, y eso te da miedo a la muerte, puede llegar demasiado pronto o demasiado tarde. Someto mi cuerpo a su deseo, poco a poco me hago adicto a esta tortura. Primero un Domingo y después todo en la vida es cuestión de costumbre, viene otro día y otro… Terminas conformándote con existir, que placer. Esta pena, porque en el fondo lo que me sigue gustando es otro tipo de mujer, adentro mío yo soy igual que todos los reaccionarios hijos de puta que me hacen mártir. Imposible que el espejo no me devuelva la mirada. Ya la vejez nos sujeta a hilos invisibles, somos marionetas de nosotros mismos, soy como ellos, igualito. No creo en la moral pero me seduce la mujer maldita, la abrazo con sevicia, me aferro a ella que es mi propio encierro.
Estoy sucio de límites y cohibiciones. No me dejo jugar, quiero ser más pero no sé que es eso, la necesidad de juzgar a los demás, infame creencia en el mundo externo. ¿Quién tiene derecho de juzgar a otro? Para juzgarte, necesito escucharte. No me gusta jugar a juzgar pero la engañaba al no decirle que necesitaba de otras relaciones y mamá se dedicó a criticarlo delante de nosotros, se dedicó a ser víctima. Yo no creo en el matrimonio, no creo en la monogamia, no creo en la recompensa de la gente buena. Nadie puede entender el hambre, nadie debe entender el frío en la piel de otro. El frío de las noches durmiendo tirado en la calle contigo lo he sentido, solo al calor de tu cuerpo puedo tiritar y soñar el frío, sin tener donde ir. Todo es provisorio, nada es para siempre, ni siquiera el hambre. Soy esclavo del tiempo, un sirviente al que explota, quizá la noche pueda protegerme de sus golpes, de noche no hay orden, los humanos duermen. Mi mamá quiere que sienta lástima por ella. Lástima, la sociedad me inculcó esa basura, no sé que tan culpable soy por estar seguro de todo lo que me fue inculcado. ¿Hasta donde mi fe ciega me permite confiar en la autoridad? ¿Hasta cuando mi rebelión no es un acto violento por amor al poder? ¿Creo en teatro pobre cuando mis pies descalzos patean las monedas? Desconfío de la comida que llena mi estómago, desaparecerá. No duermo. Tengo hambre.
Otro organismo destrozado que se entrega como limosna, es curioso que uno no puede estar sin encariñarse con algo, como si la mente segregara sentimiento sin parar, lo mismo que el estómago segrega jugo para digerir el hambre. Que condicionada libertad para estar solo, porque nadie va a sentir por mí el dolor. ¿Quién más que yo puede sentir los golpes a mi piel? Pero estoy con ella y con todos los que piensan como ella y yo. No soy un charlatán que habla de política en un bar, la prueba es que estoy acá, no en un bar. Sufro para reprimirme y adecuarme a las exigencias sociales, oculto tendencias indeseables, deformo mis instintos, lleno mi sexo de vergüenza. Ella lucha por desprenderme de lo que creo que soy, ella desprende lágrimas de mis ojos ciegos. Siempre fue revolucionaria, primero le dio por… bueno, no voy a tener escrúpulos. Le dio por la revolución sexual, como una canilla mal cerrada y las gotas van cayendo sobre cualquier cosa, no se las puede atajar. ¿Es injusticia tener que aguantar con violencia la vergüenza que me blinda? ¿Es debilidad el deseo? Siento un ideal desesperado de niñez intacta. Me deprime pensar en mi deformación irreversible. Obligarme a tener que temer no haber avanzado o retrocedido nada. Sigo siendo hijo amarrado a la madre muerta que lo castró, amarrado por el cuello a la escuela. Sordo a los gritos de mi cuerpo ausente. Mi madre me grita ¡drogadicto!, me pega en la cara. Su casa no es mía, casa quiere decir país o ancho mundo conocido del encierro. Las mujeres asesinas que mejor me mimaron. Desahogo es rebasar el vaso que me contiene. Arriesgarme a ser líquido y filtrarme a lo prohibido. Desobedecer mandamientos. Desatarme de este apellido que me clasifica. No tengo responsabilidades, tengo impulsos que mi personalidad bloquea, apariencia que me hace incapaz de desinhibirme. Odio y amo esta imagen que cubre impulsos. Que duro que nada dure para siempre, me perturba el miedo a que todo tienda al caos misteriosamente, me restringen imposiciones a mi genitalidad deforme. Masturbarme es trastorno, orgasmo y asco. Semen de mi cerebro hueco, mi cráneo de vidrio lleno de estampas de santos y putas. Vivo perseguido por recuerdos del miedo tonto a ser castigado. La policía me pega en la cara. Condenado a no escuchar jamás a nadie y el único culpable soy yo. Ya no se oye ninguna pisada ¿será posible que no me sigan más? ¿Será posible que nunca me encuentren? No puedo esconderme del dolor, no puede huir mi piel de sus impulsos. No sé si esto libera, no sé si esto redime. ¿Hasta cuando esto es un desahogo inútil? Me arroja a la pared inmunda esta extraña influencia, mi cerebro de vidrio se rompe, caen al suelo todas las estampas. Finjo cordura para relacionarme, tengo la necesidad de ser social, confieso que dependo de los demás, que hasta ahora me he alimentado de aprobación. Pierdo mi perversidad polimorfa. Tengo tu piel como memorizada, porque lamerte es luchar por el olvido. Sabes a piedras que ruedan en contra del río, haces que me olvide de mi clase, de la comodidad, de las riquezas que he atado a mí. Haces que me olvide de mi madre víctima, del asco y las restricciones, de la educación, de mi limpieza. Me transformas en delirio esencialmente bisexual. Gracias a ti olvido mi voluntad de marioneta en esta celda. Olvido que estoy enamorado de la vergüenza.