miércoles, septiembre 03, 2008

El Ultimo Cuarto

No se podía mirar a los ojos, nadie nunca la pudo mirar a los ojos, no se sabe porque, jamas se supo de que color tenia los ojos, se sabia que eran preciosos que ojos mas lindos que esos no existían, que eran los ojos mas lindos de este mundo, eso se sabia, pero nadie vio los dichosos ojos.
La niña era callada, se habia trasteado con sus papas a la casa de enfrente hace como dos semanas, no se si es que era tímida o que no había encontrado nadie con quien hablar en el mundo, jamas pronuncio palabra alguna, por estos lados nadie le oyó la voz, decían que su voz era tan dulce como la miel, que era impactante, que oírla cantar era como oír a un ángel, pero igual que con sus ojos, nadie nunca le oyó la voz.
Su rutina era siempre la misma, salia en las mañanas a la colina, corría por el prado y iba comiéndose una manzana, siempre comía una manzana, pero dejaba el corazón, seguro era que no le gustaban las semillas de la manzana, todos los días salia y se comía su manzana y dejaba el corazón en la falda de algún árbol, después regresaba a su casa, como ella no iba al colegio, siempre se quedaba viendo contra la ventana, pero no veía nada, por que cerraba los ojos, a lo mejor era para que nadie se los viera, tal vez no quería compartir su belleza con nadie y entonces se quedaba horas contra el espejo admirándose lo bonita que era, gastando todas sus miradas en si misma, para que cuando saliera ya nadie la pudiera mirar y para que ella no pudiera mirar a nadie, porque ella para que quería ver a alguien mas si viéndose a si misma ya veía lo que necesitaba ver, total y plena perfección. El caso es que no supe nunca que era lo que hacia cuando yo me iba al colegio, excepto un día, que me hice el enfermo solo para poder verla, me llene los zapatos de hielo para que me dieran mocos y fiebre, y claro cuando me pusieron ese termómetro yo estaba ardiendo, quien sabe cuantos grados, pero eso si, mi mama se puso preocupadisima, por poquito y me llevan al hospital, ahí si se me hubiera dañado todo, porque terminaba enfermo y no alcanzaba a ver que era lo que hacia la niña que se había trasteado al frente mio hace unas semanas, pero menos mal logre convencer a mi mama de que me dejara descansando en la casa mientras ella se iba a trabajar.
Ese día me quede contra la ventana buscando donde se metía la niña cuando yo me iba al colegio, pero estaba dentro de su casa y no alcanzaba a ver nada, entonces salí con la excusa de que estaba elevando una cometa, porque uno siempre sale a elevar una cometa como excusa para lograr algo, nadie sale a elevar una cometa porque si, por elevar la cometa, nadie es tan estúpido como para salir al viento y al frió solo para ver como una tela se mece con el viento arriba de uno, no, no creo que halla en el mundo alguien tan estúpido, en fin, volar una cometa era lo suficientemente estúpido como para no llamar mucho la atención y lo suficientemente extraño como para no pasar por estúpido.
Salí a volar mi cometa y me fui acercando cuidadosamente a la ventana que daba contra el cuarto de la niña, tenia unos velos blancos transparentosos, me acerque lo suficiente para detallar su silueta, sostenía algo en su mano, un objeto largo, no lograba ver que era, me acerque un poco mas, ya distinguía colores en la habitación de la niña, pude entonces verla, observarla desnuda parada sobre una silla, identifique entonces el largo cuchillo que empuñaba iracunda en su mano izquierda, era hermosa, definitivamente perfecta. Fue cuando pura, noble, completamente misericordiosa me dejo a mi y a ustedes lectores que leen mi relato, esperando por un climax, un quiebre, un final inesperado o quizá tan esperado que resulte inesperado, no, no hubo punto de giro, no hubo nada, simplemente arrojo el cuchillo al piso abrió los velos de la ventana y se queda riéndose de mi y de mi mirada atónita, no la pude ver mas, salí corriendo de aquel lugar y nunca pude quitarme la imagen de sus carcajadas tronantes que se burlaron de mi, de mi esperando que sucediera algo increíble, pero no fue así, ella me dominaba la mente, me mecía como el viento a una triste cometa, como algunas letras a un papel vacío que cobra sentido, como un papel a quien lo lee, afanado, distraido pero esclavo, esclavo e indigno, casi prostituido.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ella lo observaba, él mientras tanto dormia, y ella no podia dejar de mirarlo y de sentir eso tan extraño que sentia siempre ke lo iba a ver (siempre ke iba a verlo ella sentia anciedad, anciedad poruqe terminara la clase en la que hablaban de Herodoto y ella lo imaginaba a él, contandole las historias de los mitos griegos-En ocaciones cuando iba en los buses, se imaginaba viajando para llegar a donde él estubiera, para poder permanecer a su lado siempre- Y cada vez que se encontraba más cerca de poder verlo, empezaba ese vacio en el estomago incontrolable), y no podía dejar de mirarlo, y mientras lo miraba ella pasaba sus dedos por el rostro de él y por su cabello. Ella sabía ke podía pasar asi el resto de su vida, porque lo amaba profundamente, como jamas amo a nadie y como nunca más iba a amar a alguien!!!!!!

Cada vez que ella se aleja de él, ella vuelve a sentir esa profunda anciedad que siente todos los dias, anciedad por verlo, por escucharlo, por sentirlo, por abrazarlo, por besarlo, POR DECIRLE CUANTO LO AMA!!!!!