lunes, octubre 17, 2011

Leeme

Otra novela reposa en su regazo, el peso de su solapa, el de cada una de sus letras, el del nombre de su autor y lo que este desencadena en la memoria colectiva, el peso de sus páginas y sus heridas es ahora tambien su peso, su propio peso, es parte el libro de la atracción que lo enraiza con la tierra, parte de la fuerza que lo sostiene al suelo y le impide salir en fuga iracunda contra el cielo. Sus ojos roban impresiones de luz a la portada, algo en él las convierte en sensaciones, las asocia y pesca recuerdos, sienten sus manos el grosor del libro, juega a pasar rapidamente las hojas, a abanicar el mundo afuera del texto con forma de naipe, juega a echarse el viento de las hojas en la cara, en algún instante en que las páginas caen de un lado al otro, mete su nariz en medio de las hojas que se agitan, justo en esa pagina se detiene como hurgando, como ingiriendo algo prohibido y pasa a la siguiente, pero algo le resulta placentero, como para estimularse pasa una página más y su cuerpo sucumbe en el sibarítico placer de pasar las hojas desordenadamente, no como siguiendo reglas, como quebrantandolas, y sigue pasando las paginas en desorden, las frases al pasar le escupen palabras, se permite leer velozmente algunas letras que por azar o no revientan contra sus ojos en los pequeños momentos en que las palabras salen a gritos del libro, como siendo vomitadas antes de que las axfisie la otra pagina que se abalanza contra ellas, lucha a muerte la de las palabras por escapar, por untarlo de su suciedad, su limpieza cotidiana es ahora una mancha de contradicciones y él se lleva el libro a la boca, lo saborea, chupa la solapa, muerde sus hojas y humedece parrafos con su saliva. Algunos libros son amantes mortales que te succionan. Alguna página corto su lengua, antes de sangrar, antes de que algo en él conviertiera su piel en ardor, en dolor punzante y desesperado, antes del agudo estallido de sus nervios violados, sintió su historia entrelazada con la historia del libro sangrado y con la otra historia que este contiene, se sintió percibido, como si alguien de repente le odiara a muerte, como si alguien le hubiera perseguido durante siglos hasta este momento de tenaz encuentro, como si alguien lo contuviera, el libro cayó al piso y permaneció cerrado como haciendo silencio, no tuvo otra salida, resignado a ser leido por algo que él pretendía leer, a ser visto y hurtado antes de poder ver al otro, al ladrón, al asesino que carga con su cuerpo muerto, con su lucha y con su dolor, con su crimen que tambien a él lo aprisiona.
Sienten sus palabras el grosor del hombre.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

me encanta!!
jjzf

Anónimo dijo...

siempre hay una lucha, como una resistencia a leer porque aunque uno tenga ansias de hacerlo, cada página esta destinada a usurpar la mente jjzf