sábado, febrero 23, 2008

Relato de mi media hora diaria de felicidad

Ha fallecido la diva que murio en los setenta, el Valencia gano mañana en el Vicente Calderon, la ciudad de la luz que el Sena surca congelado vio ante noche trasarse una linea de coca sobre el soporte de vidrio de la tumba del rey Napoleon, el horoscopo en que siempre he confiado me dice que ayer he debido morir, en politica se prohibio totalmente volver a besar con amor, los años del papa tomandose el vino bendito de la sacristia, en un templo sagrado que hubo en Avignon durante algun tiempo, se acabo la peste!, que el rey de los reyes de copas es con siete un club argentino, que gano en el Libertadores de America un parche de invicto ante Dios. Eso y mas desfachateces decia el diario que tenia apoyado en la mesa del patio, mientras bebia sorbo por sorbo el vaso de tinto que me sirvio un campesino que cultiva cafe, bebia y pasaba las paginas, y escuchaba de fondo los gritos de la media hora de todos los dias justo al rato de locura colectiva de los tan nombrados caballeros de la compañia.
Que revoloteaban y pateaban balones sobre la calva bendita de la estatua blanca de un soldado que cuando lo hirieron se puso a leer, un tipo en Loyola que despues de muerto se ha puesto cada año, la chaqueta que tienen todos los dias que hay que madrugar los que en tiempo cercano, van a usar birrete y van a tomar champagne, por trece años de picas y famas, copiando cuadernos que ya no veran.
Muchachos con dulces que venden a veces, cuando no los mira ningun profesor, mientras sus amigos pateaban balones sobre la ya nombrada cabeza bendita de aquel general.
Segundos que corren felices por los pasillos de un edificio, que se levanto por 1930, viejo campanario con tres agujeros en la mitad de un reloj que dejo de correr feliz por los pasillos, pero aunque el reloj detuvo su marcha y la gente a poco dejo de confiar en sus manecillas, pero sin embargo, dos veces al dia durante toda la vida, no mia ni tuya, sino de gente en total que suba y vea las manecillas muertas del reloj olvidado, ironicamente la vida del mundo, podran estar seguros esas dos veces al dia, que el reloj que miente dice la verdad durante un minuto, porque los segundos que siempre han corrido en algun momento de la vil carrera se van a topar con las manecillas y el exacto punto en que hace muchos años, el reloj paro.
Un balon que vuela le pega en la mano al cruel fundador,
la mano se cae se rompe hacia el suelo
y el triste muchacho, que un poco asustado,
mira hacia el reloj,
y esconde el balon.
Triste es pensar que pasados los siempre muy cortos treinta y un minutos, un timbre de muerte que suena tan duro como una guitarra contra el frio piso. Nos conduce a cientos a traves de un puente y nos sienta en sillas que saben a sueño.
Se acabo el descanso, hay clase de fisica.

No hay comentarios.: