viernes, octubre 16, 2009

Don’t come to tell me, that The Rolling Stones can’t reggae…
“Cuando salió Sex Pistols, todos decían que nosotros éramos unos viejos pedófilos…”
Todo, todo estaba lleno de esos cucarrones que vienen en Octubre, la calle, el pasto, hacían sonar el aire con sus malditas alas, zuuum. Te pasaban cerca y te alteraban todo, si te tocaban, era como si te revolotearan en la cara y si te revoloteaban en la cara era como si se metieran en tu ropa interior. Con ellos todo parecía aun más desagradable y zumbante de lo que ya era. Las brujas mandan esos cucarrones en Octubre, malditas brujas, ojala las hubieran matado a todas los curas de la inquisición.
Atravesaba el parque, INCLUSO DORMIRE OXIDADO esta noche por el opio de las noches eternas consumidas en aquel lugar, con forma de adolescentes haciendo una cueva para encender el último fosforo, parece que se apaga, pero no, acerca pues la pipa y nadie respire… policías que apagan la moto para acercarse a la presa sin ser detectados, de requisas, de solo polvos y polvos blancos, de sobornos, porque siempre, siempre que un policía te cobra, esa misma noche la tienes que romper.
Esa mismita noche entonces-salí a romperla, porque me regaron el vino, me quitaron las lucas y me tocaron las guevas. Venia empapada de la lluvia contenida que moja lentamente durante horas la maldita Bogotá. Cuando transito por el callejón al lado del parque, me percato de su figura, una mujer vestida de negro y gris, aguardaba bajo la sombra del más alto de los árboles del parque. Al no ver a nadie más, cruzo la cerca y me acerco a la mujer, cerca, acerco, cerco, se acerca…
Ni una sola gota caía bajo la sombra de aquel árbol, a pesar de que había estado lloviendo todo el día, la mujer y sus ojos azules se fijaron estáticos hacia una de las ramas del árbol, cuando levante la mirada y vi las ramas altas, pude observar cerca de cuatrocientos chulos, en la rama que la mujer miraba se apoyaba uno mucho más grande que los demás, que la observaba fijamente con ojos idénticamente azules. No me atreví a romper el cortante silencio, parecía que ni siquiera se oyera soplar el viento. Ella bajo la vista y me clavo su par de ojos en las pupilas que me temblaron como si el frio las hicieran tiritar. Todos los chulos del árbol cercenaron mis entrañas con sus afilados ojos, saciados de insatisfacción sabía con certeza que deseaban con ansias arrojárseme encima y devorar mis carnes, pero algo los detenía, algo de lo que ellos temían. Los animales más viejos del infierno aun le temen a la carne joven. La mujer me sonrió y estiro su mano blanca blanca, sobre ella una masa violeta, la tome como por instinto, era gelatinosa y lucia algo fresca, tenia apariencia como de membrana extraña. Ella sosteniendo los ojos que me tensionaban el cuerpo, soltó repentinamente: AdrenoCromo. E instantes después una estrepitosa carcajada. Los chulos volaron reventando el aire en aleteos de furia, se alejaron chillando hacia las montañas.
Esa fue la única vez que la vi.
“quienes son los viejos ahora?”

JAMAS LA VOLVI A VER, ni a ella ni a los cucarrones de OCTUBRE.\ crazy mamma.
BALL and Chain buena, buena cnacion.

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