miércoles, enero 11, 2012

soy el que soy

"Un hombre de fe no intercambia ni pacta con Dios"
Gandhi
Veintitres años tenía Ricardo cuando salió caminando del seminario cargando la maleta con su mano derecha, se sentía extraño, algo tímido pero como invulnerable, casi inmortal, ya no necesitaba sentirse convencido del llamado del señor, ahora la iglesia, la institución de la fe, lo atestiguaba y lo certificaba. Recordaba el día en que llegó al seminario, eran las dos de la tarde, sus pupilas cargaban aún con los residuos de una noche de excesos, de un amanecer para quebrantar las educaciones, entró al seminario a los dieciseis años huyendo de algo que lo desesperaba, ese día pensó quizá que Dios lo escucharía, le dijo a Dios:
nunca he creido en usted, no espero nada de usted
solo me he quedado sin con quien hablar
tengo miedo
a veces
dejo que se me acerque un poquito la tristeza para sentirme un poquito más humano.
más mundano.
Veinticuatro tenía cuando el celibato le desesperó mucho más la cabeza de lo que la tenía al entrar al seminario.
Se sintió truncado en su instinto, se perdió.
Cinco años tenía Albertico.
el hijo de puta no lo mato, lo dejo viviendo, con la única escapatoria de hablar con Dios.
lo que nos lastima nos degenera y dentro de poco lo repetiremos.
¿placentero violar?
¿las reglas?

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