lunes, mayo 28, 2012


Morir por falta de hambre o el hombre que ha querido pero…
Análisis dramatúrgico de “La Gaviota” de Antón Chejov

…ha de haber una idea clara, precisa. Usted ha de saber
para qué escribe; de otro modo, si avanza usted por ese pintoresco camino sin un objetivo determinado, se extraviará...

Cargar el peso de la propia identidad, pagar su valor en la deferencia, tratar a cada cual según lo que merece su imagen, alimentarse de los demás, juzgar a los otros con el único lenguaje que conocen los hombres: el de sus propias culpas.
¿Cómo más aprende a mimar el hombre sino siendo mimado? ¿Cómo nace el autoritarismo sino de enseñar la voluntad a toda costa, del sometimiento de un cuerpo respecto a la voluntad de otro?
¿Cómo reacciona quien aprende a dominar y ya no puede hacerlo?
Personalidad en dinamismo constante que nace, fluye y se desarrolla desde y hasta el ego, desde devorar la imagen propia y jactarse de ella hasta verla violentada por quien a su vez se jacta de robar la comida de los otros, porque no es cada cual quien se satisface de lo que cree ser, lo que realmente alimenta es la percepción de los demás, pues es ahí donde cada cual puede desatar sus miramientos y prejuicios con libertad, en la condena de las acciones ajenas. No se observa quien se mira en el espejo, pretende observar lo que miran los demás en él.
Personajes que buscan ser necesarios para sobrevivir, que huyen con todas sus fuerzas de convertirse en seres prescindibles, los otros deben sentirlos y consumirlos adictivamente, por eso hay miedo a estar solos, sensación irrevocable de que nadie depende de ellos, temor a desaparecer sin que nadie lo note. Anulación de la identidad.
¿Por qué más se escribe sino por la ciega añoranza secreta del lector que a la vez percibe, consume y alimenta el ego entre las letras de quien escribe?  
¿Para ser necesitado no se tendría que generar primero una necesidad en los demás?
Personajes que viven de lo que come su ego, que alimentan a los demás para hacerlos dependientes, que adulan para reprimir la voluntad de quien ahora necesita ser adulado para poder seguirse alimento, personajes que alimentan el ego de quien ahora los necesita para poder alimentarse.
¿El capitalismo del autoestima?
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  •        ARKÁDINA- Supongo que ya lo tienes todo preparado para la marcha, ¿no?
  • ·         TRIGORIN (impaciente)- Sí, sí.. . (Absorto.) ¿Por qué en esta llamada de un alma pura he percibido una nota de tristeza y se me ha encogido tan dolorosamente el corazón?... Si alguna vez necesitas de mi vida, ven y tómala. (A Arkádina.) ¡Quedémonos un día más! (Arkádina mueve negativamente la cabeza). ¡Qué demonios!
  • ·         ARKÁDINA- Ya sé, querido, lo que te retiene aquí. Pero has de dominarte. Estás un poco embriagado, vuelve en ti.
  • ·         TRIGORIN- Sé tú también juiciosa, sé inteligente, razonable, te lo suplico, mira todo esto como una amiga verdadera... (Le estrecha la mano.) Eres capaz de sacrificarte... Sé mi amiga, déjame...
  • ·         ARKÁDINA (muy agitada)- ¿Tan enamorado estás?
  • ·         TRIGORIN- ¡Me siento atraído hacia ella! Es esto, quizá, lo que me hace falta.
  • ·         ARKÁDINA- ¿El amor de una muchacha de provincias? ¡Oh, qué poco te conoces a ti mismo!
  • ·         TRIGORIN- A veces hay personas que duermen caminando; así ahora yo hablo contigo y es como si me hallara sumido en un sueño y en sueños la veo... Se han adueñado de mí unos sueños dulces, divinos... Déjame...
  • ·         ARKÁDINA (temblando)- No, no... Yo soy una mujer como todas las otras, no es posible hablar conmigo de esta manera... No me tortures, Baris. . . Tengo miedo...
  • ·         TRIGORIN- Si quieres, puedes ser extraordinaria. Un amor joven, encantador, poético, que transporte al mundo de los ensueños, ¡sólo un amor así puede dar la felicidad en la tierra! Un amor semejante
  • ·         aún no lo he experimentado... En mi juventud, no tuve tiempo, llamaba a la puerta de las redacciones, luchaba con la pobreza... Ahora aquí está: por fin ese amor ha llegado, me llama... ¿No sería insensato huir de él?
  • ·         ARKÁDINA (airada)- ¡Has perdido la razón!
  • ·         TRIGORIN- Qué más da.
  • ·         ARKÁDINA- ¡Hoy os habéis puesto todos de acuerdo para atormentarme! (Llora.)
  • ·         TRIGORIN (agarrándose la cabeza con las manos)- ¡No comprende!, ¡no quiere comprender!
  • ·         ARKÁDINA- ¿Es posible que sea ya tan vieja y fea que conmigo se pueda hablar, sin rebozo, de otras mujeres? (Le abraza y le besa.) ¡Oh, te has vuelto loco! Amor mío, maravilloso, divino... ¡Eres la última página de mi vida! (Se hinca de rodillas.) Eres mi alegría, mi orgullo, mi bien... (Le abraza las rodillas.) Si me abandonas, aunque sólo sea por una hora, no lo soportaré, perderé, oh, mi admirable, mi magnífico, mi señor... TRIGORIN- Puede venir alguien. (Le ayuda a levantarse.) ARKÁDINA- Que vengan, no me avergüenzo de mi amor por ti. (Le besa las manos.) Tesoro mío, cabeza loca, quieres hacer locuras, pero yo no quiero, no te dejaré... (Se ríe.) Tú eres mío... eres mío. . . Y esta frente es mía y los ojos son míos y estos espléndidos cabellos sedosos también son míos... Tú eres todo mío. Tú, con tanto talento, tan inteligente, el mejor de todos los escritores de ahora, tú, única esperanza de Rusia... Es tanta tu sinceridad, tu sencillez, tu frescor, tu humor sano... De un solo trazo sabes expresar lo esencial, lo característico de un ser o de un paisaje, tus personajes son como hombres vivos. ¡Oh, no es posible leerte sin arrobamiento! ¿Crees que esto es incienso? ¿Que te adulo? Mírame a los ojos... mira... ¿Me parezco a una mentirosa? Ya ves, sólo yo sé apreciarte; sólo yo te digo la verdad, querido mío, gloria mía... ¿Te irás conmigo? ¿Sí? ¿No me abandonarás?...
  • ·         TRIGORIN- No tengo voluntad propia... Nunca he tenido propia voluntad.. . Blando, flojo, siempre obediente, ¿es posible que esto pueda gustar a las mujeres? Tómame, llévame de aquí, pero no te apartes de mí un solo paso.. .
  • ·         ARKÁDINA (para si)- Ahora es mío. (Desenvuelta, como si no hubiese pasado nada.) Aunque, si quieres, puedes quedarte. Me iré yo y tú te vienes luego, dentro de una semana. La verdad, ¿por qué vas a darte prisa?
  • ·         TRIGORIN- No, partiremos juntos, pues nos iremos juntos... 


Pero el alimento del ego como el del cuerpo, solo es consumido por una persona, se confronta entonces quien realiza su voluntad a costa de la voluntad de los demás con quien debe reprimir su deseo pues es sometido, luchan por la comida madre e hijo que se desprecian mutuamente por envidia, tambalea la identidad cuando se sienten celos, cuando hay la percepción de ser prescindible, cuando se deja de ser necesario pues hay quien satisfaga esa necesidad en quien se adula, en esos momentos, se reaccionan con instintiva animalidad, pues las bestias luchan a muerte por la comida de su imagen, hambre desesperada que lleva a lugares extremos, cuando se pierde el valor de la identidad se cruzan los límites para recuperarla o para perderla del todo, ciegan los celos, ante verse sumergido en la inseguridad el hombre comete impulsos desaforados en aquel estado de máxima angustia que es el saberse derrotado, reemplazado, no es el destino como lo era antes quien guía a los hombres al final agónico, ya no es el error fundamental de Ofelia lo que genera la ira de su hijo que no está dispuesto a perdonar, es la arrogancia de Irina Nikolaievna lo que atormenta a su hijo que la perdona y se resigna pues se alimenta él también de la misma prepotencia, la consume el hombre que ella desea, no por lo que es él, sino por la imagen en la que podría constituirse ella a su lado, son los mismos hombres que se empujan al abismo porque solo caben pocos.
 Chejov es consciente de la masa que se selecciona, es consciente cada vez más de las condiciones políticas en las que fluye Rusia, de quienes son sometidos agotando sus vidas en la inercia de la búsqueda incesante de dinero, o en el alcance tortuoso del matrimonio como necesidad fundamental para prevenir la soledad, la derrota, ilusoria satisfacción del ego de quien prefiere reprimir sus impulsos a desfogarlos y quizá sufrir. Consciente también de las vidas mimadas que se retuercen y estallan cuando no domina su voluntad, porque ser mimado y buscar las cosas no significa obtenerlas, de las vidas más mimadas aún cuya voluntad ha de satisfacerse a toda costa, independiente de que sea todo un falso engaño, pues nadie lo ignora, ni quien se finge engañado para equilibrar su ego, como quien pretende engañar sabiendo que es el otro quien pide a gritos ser un esposo despreciado, o un escritor famoso, o ser amado, es terquedad para seguir impulsos o reprimirlos, completamente dependientes de la fama que es la conciencia de la percepción que los demás tienen de mí.
Quizá se pesca para escribir.
Aprende a llevar tu cruz y a creer.
Identidad de un personaje que se confronta entre su propio ego, entre su pan diario de percepción externa y la masa a su alrededor que lo domina, que lo castiga, entre generar necesidad de sí mismo en los demás y ser sometido por su propia necesidad de los demás, entre la humildad desaforada y la altivez que dignifica, entre alimentar el ego o alimentar el cuerpo, entre desear y sentir envidia de quien es deseado por quien se desea, entre desfogar sus impulsos o reprimirlos.
Entre vivir tediosamente hasta la vejez sin satisfacer plenamente los deseos.
O satisfacer corporal y totalmente al menos el último de ellos con un balazo en la cabeza.

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