La Pradera En El Cielo

"El hecho de ser habitados por una nostalgia incomprensible sería, al fin y al cabo, el indicio de que hay un más allá."

Eugene Ionesco

Nunca me gusto tener que recordar, sobre todo porque los recuerdos son muertos.
He pensado muchas veces en el cielo, no en el cielo de las estrellas que estan pegadas al firmamento, sino en el cielo de la eternidad, aquel de la escalera, aquel de vos me vendras a visitar, aquel de te estare esperando, aquel que nunca pude conocer.
Lo imagino, muy ameno, blanco, talvez por cultura general o por referente, creeria que esta lleno de tranquilidad, podria ser como una especia de gran descanso, o quizas, no sea para nada celestial, quiza sea algo muy comun y corriente, con automoviles, arboles, avenidas, aceras, edificios y semaforos.
Sea como sea, si existe es porque las almas, el espiritu, el cuerpo, el ego o lo que sea que tengamos adentro, esta alla descansado de tan agitada vida. Creeria que one, two, three, four, five, six, seven, all good children go to heaven.
Digo esto porque me he imaginado la vida en el cielo, la vida despues de la vida de aca, la vida de alla, me he imaginado una gran pradera, con cesped verde y altos pinos alrededor, en el centro de la pradera alguno que otro tronco en el que se sientan los viejos a esperar el atardecer, muy al estilo de Shel Silverstein y su Arbol Generoso. En un costado de la gran pradera se encontraria una pequeña casa, que por el palido amarillo de sus paredes podria deducir que se trata de la casa de Elvis.
No dudo, que despues de almuerzo alguno que otro residente salga a la pradera con una armonica o una guitarra, a cantar algunas canciones. Casi seguro estoy de que uno de los primeros en sentarse en el pasto de piernas cruzadas sera Brian Jones, quien con el banjo apoyado en el eterno muslo izquierdo estaria entonando viejos clasicos de los setentas, seguramente, Janis Joplin estaria alla cantando con el y hablandole de la vez en que llovia sobre el escenario, mientras cantan, talvez alguna que otra paloma posaria sobre la rama de un arbol para detenerse y escuchar la electrizante melodia.
En un rincon cercano a los arboles, George Harrison estaria molestando con los modos menores en una guitarra un tanto desafindada, y mostrandole algunos acordes a Jimi Hendrix, quien improvisaria una melodia cantada sobre los sonidos de su amigo.
Jim Morrison y Bob Marley reirian bajo la sombra de un pino al lado de la pradera, mientras Grotovsky le pediria el favor a alguno que otro joven que hiciera las de espectador en una sesion nunca antes vista de improvisacion dentro del "Teatro Pobre". Mientras que del otro lado de la pradera, Marcel Marceau preguntaria a Celia Cruz y a los de Buena Vista, donde podria encontrar a Moliere, quien se hallaria con Ghandi, escribiendo alguno que otro texto en un cuaderno roto con bordes dorados.
Salvador Dali, veria a travez de su ventana pasar caminando a Jorge Luis Borges y a Ray Charles, quienes se dirigian a la casa de Garcia Lorca para empezar con lo de la pintada de la sala.
En el centro de la pradera, muy cerca a los troncos, Isaac Newton seguia sin entender de que le hablaba Cortazar.
Brian Epstein escuchaba uno que otro disco en la casa amarillo palido de Elvis.
Walt Disney sacaba a su perro a pasear por el prado y Bach seguiria tomando la siesta de mediodia.
Y sentado en los troncos del centro de la pradera, un anciano miraria a su alrededor sin poder contener su admiracion, mientras oia como a lo lejos se afinaba una guitarra.