miércoles, agosto 22, 2007

La Breve Historia De Cuando Nunca Mori

Vab! Vab! sonaba la fuerte toz, del viento contra la ventana de mi cuarto, esta se estremecia con cada ventarron del frio invierno, las luces y relojes descompuestos le hacian a uno perder la nocion del tiempo, era el invierno mas frio que la ciudad habia vivido en años, las industrias se detuvieron, las tiendas se cerraron, todos se refugiaban en casa, sin la mas minima señal de sociedad en sus entornos, no servia la television, no servia la radio, nadie escribia el diario. Nadie hacia pan, nadie vendia leche, nadie caminaba por las calles. Nadie mataba.
Todos vivian encerrados con un mismo destino y un fin similar aunque diferente en el modo de llevar a cabo: esperar.
Esperar el fin del invierno, esperar, muchos con paciencia absoluta, otros no tanto, muchos sufriendo hambre y frio, otros no tanto, muchos muriendo, otros no tanto.
Me encontraba yo esperando solo, en mi habitacion, quemando algunos viejos pensamientos en la ardua tarea de fumar y ojear revistas viejas, y yo solo, y yo tranquilo, acostumbrado ya al golpe fuerte del viento contra la ventana de mi cuarto, Vab! Vab!, cada tres segundos aproximadamente un nuevo golpe. Vab! Vab!, algo ya normal, monotono, algo que habia pasado a ordinario, a cotidiano, algo a lo que me hize natural. Pero de repente y sin razon alguna, los fuertes golpes cesaron, fue un minuto de silencio, sin golpes contra mi ventana, se veia la nieve cayendo fuera de mi habitacion, pero el viento no tocaba mi ventana, el invierno me habia dejado tranquilo por unos momentos.
Paso un minuto despues del extraño silencio, cuando escuche un fuerte golpe en mi habitacion, un golpe que sacudio toda la pieza, fue un sonido extenso y agudo, senti el aire frio que besaba mi nuca y mis brazos, e instantes despues, los calidos vidrios que cortaban mi cuello, mi cara, mi cabeza, mis piernas, hambrientos vidrios que salian en mil pedazos quebrandose hacia mi humanidad, y tambien otras partes de la habitacion fria, pero especialmente hacia mi humanidad, oia el ruido del dolor, olia el dolor del frio, veia el frio del invierno, de mi invierno, y aunque mis ojos sangrantes poco a poco se cerraron. Poco tarde en concluir mi pequeño debate interno: El debil vidrio de mi habitacion habia explotado contra el viento en mis narices.
Paso el breve caos de los tres segundos de vidrios lloviendo, y mi diagnostico no fue bueno, aunque se me hacia imposible abrir mis ojos cortados y tuve que desarrollar mis siguientes acciones guiado por la dificil tarea de no poder ver, ser ciego, palpe mi rostro destrozado senti la calida sangre deslizandose suavemente por mi cuello, el dolor, aunque permanecia infinito se iba haciendo cada vez mas frio, y el ardor inicial de mis piernas degolladas, se fue tornando a un frio escalofriante, ahora el fuerte viento que destrozo mi ventana me destrozaba a mi, mi pelo manchado con sangre trataba de saltar de mi cabeza guiado por el aire del fuerte invierno, del cual ya mi ventana no me protegia, una vez destrozada mi ventana, el invierno venia por mi, me atacaba y cada paso de fria nieve que caia en mi habitacion me salpicaba de agua y frio, y mis heridas abiertas y sangrantes me hacian cada vez mas inconsciente, cada vez menos vivo, cada vez menos humano, y yo solo, yo intranquilo, tirado por el invierno en una esquina de mi habitacion que poco a poco se llenaba de nieve por mi ventana y de sangre por mi cuello, cada vez mas frio, mi debil cuerpo comenzo a entumirse, mis piernas congeladas, durmieron el dolor de los vidrios incrustados en mi piel, y se ahogaba el sufrimiento en mi abdomen, mis brazos caian debiles contra el piso, uno a uno, mis vertebras se rendian al paso del frio, una a una, sentia mi espalda entumiendose ante la nieve que me dormia, y mi cuello, mi cuello ensangrentado, ya no me daba dolor, solo mis ojos, mis ojos cerrados seguian martirizando mi poco vivir, y sin poder tocarlos, sin poder abrirlos, sin poder arrancarlos de sus cuencas y tirarlos a la nieve afuera, que ya me tenia atrapada en su invierno de muerte, que me asesinaba cada segundo, y se reia de mi dolor, mi dolor en los ojos, porque ya no sentia mi cuerpo, pero los ojos, los ojos aunque no veian, palpaban las cortadas desde la punta de mis dedos hasta mi pecho, desde mis pies hasta mi cuello, desde el gran orificio donde antes solia hallarse el vidrio de mi habitacion que ahora se hallaba regado en el tapete, confundido entre sangre y nieve, y agua fria del hielo derretido que me mojaba los pies.
Asi, en esa posicion cayo la noche poco a poco, y logre establecer mis ideas, y llegar al obvio desenlace de que mi muerte, aunque lucia ausente hace algunas horas, ahora se veia mas cerca que nunca antes en mi vida, y cabisbaja me ataba en sus lazos y empuñaba con su guadaña mis hombros, su negra tunica se manchaba en mi rojo pecho, sus manos y sus largas uñas lastimaban mi cuerpo, se hundian en mi piel casi con pasion y encanto al hundirse entre mis musculos.
Solo pensar que yo llegue a ver a la muerte tan indefensa, en ropa interior y escrita en los guiones, ahora ella me tenia, y yo sin moverme me resignaba a su esperada desicion.
Amanecio, y el sol ausente en la ciudad se levanto atras de un invierno que no habia descansado en toda la noche, clavando mi cuerpo contra el piso y metiendose en mis pulmones, porque el invierno me tenia, yo lo respiraba, el estaba ya dentro de mi, era yo una simple creacion de el, que me tuvo atrapado durante un periodo de conocimiento mutuo, y entre mas lo conocia, mas grande se veia, y entre mas me ataba, mas cercano a la paciente muerte me encontraba, el invierno, el frio invierno que la ciudad veia pasar por sus calles, sus desiertas avenidas, sus desolados aeropuertos, pero yo en mi habitacion agonizante, yo en mi sufrimiento desmedido, ya ciego, veia a la muerte recostada contra mis rodillas besando mis pies, la mire fijamente, y ella me vio al mirarla, el movimiento de su mano fue brusco y se estallo contra mis mejillas congeladas, llego a resbalar un poco de la sangre acumulada en mi mejilla por los vidrios vigentes en mi cara, la muerte me golpeo en el rostro, me abofeteo, y yo sin poder hacer nada, no podia burlarla, solo verla, verla acariciarme suavemente, y sufrir sus arrebatos de impaciencia cuando ella me hundia sus uñas en el cuerpo, asi pasaron mis noches y mis dias de invierno, y la muerte me cortaba en las noches y en los dias se paraba junto al orificio de mi ventana y su tunica se movia con el viento, el viento que me tomaba y me abrazaba en su frio, y mi garganta que cortada, tocia con sangre hacia mi boca, era una toz seca manchada de rojo, y la muerte alli parada contra la pared que sostenia mi ventana, cuando ella me protegia del frio. Y asi dormia todas mis noches viendo a la muerte apoyarse en mi pared, sintiendo el aire del frio invierno que me demolia, y tociendo la sangre de mi garganta, que se hallaba alli desde que mi ventana habia explotado, aquel dia, cuando el invierno comenzaba, ahora, yo ciego, y yo tranquilo, vi como una mañana la muerte, me beso en la boca, y senti su fria lengua rozar mis labios, despues hundio su guadaña en mi muslo derecho y la dejo incrustada. Para luego marcharse por el agujero de mi ventana y nunca volver. Asi, solo asi me abandono, no hubo punto de giro, ni final inesperado. Yo segui tociendo mi sangre, ciego, quieto y congelado, sin poderme mover y sin sentirme, tociendo cada vez mas fuerte.
Vab! Vab! sonaba la fuerte toz.

2 comentarios:

David dijo...

Deja de dormir, pero mirate la camiza... salpicada?
si esta limpia, lo siento.

Mejor acabo con el Paradigma de Syd Field y las tecnicas de repeticion.

Anónimo dijo...

Interesante aplicación de la clase de español. Buen inicio; demuestre ahora que eso sólo fue la primiparada con la tecnica!...discurso?