domingo, julio 27, 2008

Lima, Limon y Lulo
A continuacion, leer:
De tantas bondades presentes en la siempre angustiosa juventud, el cinismo, es sin duda el reloj pulsante y exacto de todos los actos de un joven alborotado, creciente y joven.
El critico de literatura, que estudio en una universidad de gente bien, gente que viste de blanco y marcha, lee y relee al autor extirpando y saciandose de los mas minimos errores en el texto, obviando de por si las fallas ortograficas y el torpe lexico de quien escribe, puede reventar a cualquier literatus prodigius, (que ha escrito por cuarenta años de su vida, en diarios, revistas y folletos de empresas que fabrican vasos transparentes, para tomar cualquier cosa, cerveza, jugo, agua bien fria o piña colada) con una frase simple, destructible y jocosa por su tono autoritario y justo: El estilo del autor no va mas alla de un acercamiento y una mediana reencarnacion de la mal llamada Obra de Caicedo, un muchacho caleño, que escribia de pandillas y de drogas.
El critico anuda su corbata y despues frente a una clase magistral de doscientos estudiantes, destaca las bondades del buen leer, sabios autores, europeos todos, porque en Latinoamerica nunca ha habido literatura.
Boom! algunos cientos de metros mas abajo, mas cerca del pueblo, donde estan las pandillas y las drogas, y los barra bravas, los vampiros y las drogas. boom! revoleando bala, estallidos, y llega la policia, con sus sirenas y sus uniformes, repartiendo bolillo a cuanto estudiante vea, y pidiendo libreta militar, pero a uno la policia no se lo puede llevar, a uno al camion solo lo puede montar el ejercito, pero bueno, lo que hay que hacer es correr, no quedarse viendo el sometimiento sino correr, y llegar a la casa. De vez en cuando escribir puede ser bueno, cuando uno escribe, a uno le regalan un monton de mentes para que uno les haga lo que quiera, como si estuvieran cogidas de marihuana, como si hubiera un monte entero lleno de marihuana y se armara un incendio, y uno en la mitad, hecho un motor, carburando. Ojala nunca llegaran los bomberos.
El futbol es el opio del pueblo, pero la cumbia villera no es musica clasica, es horrible, es un adefecio, cuando uno escribe le regala al pueblo un incendio en el bosque, un control de television que se maneja solo, y van pasando los canales, indefinidos, nunca se sabe que canal viene, lentico, suavecito, ligerito, pero ojo! porque asi no son las cosas, uno va a tener que volver al mundo real, a menos de que literalmente, se incendie el monte y queme la hierba.
En una de esas corridas, con los trancones con se arman, el taco gigantesco, (que es uno de los problemas de esta ciudad, ciudad, a proposito, donde se fuma un opio feo, con monton de quimicos y de porquerias) el estudiante iba en el pique a cien, y le atravesaron el carro, era gris, como plateado mas bien, y con los ojos en el sideral, el estudiante miro a quien conducia.
Esos desordenes que se arman en esta ciudad son lo peor, todo se obstaculiza, todo se traba (palabra con doble sentido y usada a proposito, entenderla como se prefiera, quien es usted, yo le di el guion, cada cual vera como graba la pelicula) en una de esas, el critico, casi le manda el carro encima a un estudiante.
Aqui entran las bondades juveniles, al señor literatus prodigius, se le acabo la carrera y las ganas de escribir, no te pueden decir a los sesenta y cuatro, que tu escribes como un caleño drogo de veinticinco años, que ya nisiquiera escribe, por que se mato, porque se mato? por que estaba cansado, porque estaba cansado? vaya usted a saber esas mezclas que se pegaban esos pelados.
Pero no! quien escribe es joven, que a uno le digan que escribe sin mayor proposito, no importa, sale por el otro oido, por que ya uno le quemo esa cabeza al lector, quien sabe si quien lee esta pensando lo mismo que yo queria que pensara, y si no lo hace, mejor para mi, me diran, entendi a la perfeccion todo el texto, y yo claro, estaba escrito para ti. Me sonrien y listo, entonces me entro a la clase magistral del critico y le pongo un chinche en la silla, llega tarde y hablando (como siempre) del buen leer, pone un trabajo acerca de medios de comunicacion, y se sienta, y se hunde el chinche en el punto mas doloroso de la nalga izquierda, utiliza gritando ciertas expresiones que lo remontan a su juventud en los barrios populares, prestando servicio militar, porque la policia se lo llevo, y eso que la policia no se puede llevar a la gente.
Cada dia que pasa a uno se le va a acabando el cinismo, es como un tarrito que Dios nos regala lleno, y es amarillo, denso, pegajoso, como los pegantes, hay que aprovechar la juventud, vaya uno a saber cuando viejo, que joven arrebatado, alborotado, creciente y joven, le vaya a a poner a uno chinche en la silla, para que te lo termines clavando por el culo.

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