viernes, enero 01, 2010

APUNTES DE UN CRETINO

Ya casi estoy seguro de que hay arañas en esta habitación. Jamás he visto alguna caminar amenazante por la pared, pero en la esquina del techo junto a mi ventana hay una gran telaraña tejida durante algunos meses, no me he atrevido a romperla, la he aceptado con algún recelo, me he acostumbrado a ella, nunca veo a la araña que la teje, dándose el lujo de la verticalidad, esperando con ansias y apetito algún sancudo ingenuo que quede atrapado por los hilos irrompibles. Nunca he visto a la trampa surtir efecto.
Al principio pensé que se trataba de una araña que se había logrado colar por algún hueco en el cerrojo de la ventana atraída quizá por el calor y por unas intensas ganas de cambiar de ambiente que guardaban las arañas en su naturaleza. Había logrado la araña entrar en la habitación, pero no sobreviviría mucho tiempo, eso supuse pues aunque pasaba horas enteras a la espera de alguna muestra de la araña además de la inmensa cantidad de hilos entrecruzados que formaban la telaraña en la esquina del techo, ya era lo suficientemente grande como para sospechar que nuestra amiga pretendía quedarse mas tiempo de lo debido.
Averigüé acerca de los ochocientos huevos que puede gestar en una semana, de su máximo tamaño que no quisiera repetir. Pensé que quizá su naturaleza por cambiar de ambiente había sido disminuida por los malos programas que la radio gritaba día tras día, la Señora Olga que era una señora muy gorda tenia esta extraña afición por los programas de superación personal que trasmitían en la radio, con el tiempo note la evidente relación de estos con su aguda sordera, la gorda se quedo sorda por oír estupideces con el volumen tan alto. O quizá es sorda y por eso no le importa lo que oye en la radio, quizá encender la radio es para ella un alivio ante su soledad, encender la radio le hace sentir que hay gente haciendo cosas en otros lugares, gente riendo, gente tomando brandy, loros repitiendo cosas que dice la radio, gente repitiendo cosas que dice la radio, gente fornicando, dos niñas que se besan y se sienten culpables, pero ella no, ella no besa a ninguna niña aunque lo deseara con todas sus fuerzas, ya firmo su soledad, se gana con perseverancia su soledad, se la gana con su sordera y con sus malditos programas de radio. Yo aun estaba solo y disfrutaba mi soledad, también me la había ganado, pero la telaraña no para de crecer. Por eso decidí recurrir a esto:
Sera una noche de insomnio prepare café como si fuera a beber un pelotón entero, consumiré con esperanzas el estimulante mientras me mantenga en mi acecho nocturno, sin ninguna luz eléctrica, solo con el reflejo de la luna llena esperare a que aparezca nuestra dedicada tejedora, procurare negociar su salida de mi espacio en determinado tiempo, si no accede, tal vez emprenda en busca de una nueva habitación. Tal vez, repito.

Inútil resulto mi guardia que se extendió hasta las tres de la mañana, cuando caí adormecido por la noche sin haber recibido la llegada de la araña. Soñé que caminaba por la pared, desafiando fieramente la verticalidad y caminaba rápido hasta el techo, parecía furiosa, llena de ira caminaba por el techo hasta detenerse justo encima de mi cabeza, instantes después sentía como un pequeño trozo de hilo se refugiaba en mi cabeza, un intenso terror se apoderaba de mi, desperté.
Son una raza superior capaz de caminar en vertical y al revés, la ley de la gravedad no las ata al suelo, ¿estoy solo? Ya casi estoy seguro de que no estoy solo.
Dándose el lujo de la verticalidad, un ser superior en potencia, un posible depredador de mi vida. Ahora entiendo a la gorda Olga, con sus malditos programas en alto volumen.

-Tu puedes hacerlo TODO!- repite la radio todo el dia hasta las seis.

Debo exterminar esa maldita araña. Ya casi estoy seguro de que hay arañas, no quiero despertar entre hilos y huevos, dandome cuenta de que aqui ya ni la radio puedo poner.

2 comentarios:

D'anaC"Lina_Zeug-IrD'V dijo...

La araña ha tejido su tela desde la corona a la urna funeraria. La telaraña es una bandera de luto, frágil y efímera como el duelo de los moortales.

Anónimo dijo...

inevitable resulta