miércoles, agosto 17, 2011

Capital Factor

Papá te regala un paquete envuelto.
Me lleno de ansias y miedo.
A punto de orinar levanto el bizcocho del inodoro, fuerte liquido sale disparado de mi y se estrella contra el borde, tal como me dijeron que no lo hiciera. Fui advertido, ha sucedido lo peor, no voy a limpiar con papel higiénico todo lo que salpiqué, no volveré a ser responsable nunca más.
David, usted esta mamando gallo con todo, además de llamarle la atención, tendremos que ponerle un memorando para que dañe su hoja de vida.
Sigo sintiendo esta asquerosa sensación durante las noches, que creo que me regañan, que me persiguen, que creo que estoy haciéndolo todo mal, que creo que estoy incorrecto.
Me lleno de ansias y miedo.
Cada día escribo con menos errores ortográficos, como si quisiera empezar a seguir sus reglas, como si eso me nutriera, como si fuera a ser una persona mejor cada día.
No, en serio.
Estoy nervioso nervioso y tengo este vacío en el estómago pero no por eso me van a perdonar ser un irresponsable. Quiero pronto que llegue el día en que haga lo que haga, disfrute y viva envuelto en placer sibarítico. Quiero ser un perro feral y andar por la calle consiguiéndome mi comida y enfermando noche tras noche hasta morir.
En el fondo, no quiero masturbarme, quiero acostarme contigo.
Hoy no quiero fumar, tal vez a la noche con Juan.
Hay algo que quiero mas que nada en el mundo y no es el paquete envuelto de papá.

Pablito jugaba entre ruinas incas, jugaba con el oro. Se divertía incluso antes de que los escombros costaran tanto dinero.

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