Dejame llorar,

el muerto.

Dejame llorar,

el muerto, el muerto.

Abrir la puerta es sencillo, la chapa nunca fue muy dura, cuando tiene seguro basta solo con forzejear un poco le cerradura, no hay que tener la llave, a decir verdad, nunca hemos tenido la llave, no es necesaria, una vez un ladron, rompio la ventana quizas porque no sabia que la puerta abria facilmente, sin necesidad de romper la cerradura, se robo un cuadro que habia pintado mi tia, que bonito pintaba, era un cuadro con la cara de un hombre sonriendo, siempre crei que era mi abuelo, el padre de mi tia, pero nunca lo supe, ademas de el cuadro se robo unas joyas y el anillo de oro del compromiso de mi tia.

A pesar de el robo, nunca pusimos cerradura a la puerta, ni arreglamos la chapa, habia un viejo candado que se colgaba en el exterior para dar la impresion de que la puerta estaba asegurada, pero mi tia lo quito despues del robo.

Ahora la casa queda empolvada y un sombrero cuelga de la vieja chapa, talvez alguien levante el sombrero y abra la chapa, ahi estaran apoyadas en un rincon: Cuatro grandes macetas llenas de llaves que no sirvieron para cerrar la puerta y un anillo que creimos nos habian robado, pero que encontramos despues del incendi que quemo a mi abuelo sonriente.