lunes, junio 02, 2008

Cada vez mas
Ves mas?
Mas.

Estaba equivocado, para poder escribir, se debe uno olvidar de todo sentimiento, absolverse de las pasiones, arrojar las ideas con carga visceral a un lado, debe uno ser neutral y matematico para poder desempeñar bien el oficio. De lo contrario el resultado sera nefasto. Solo problemas traera escribir con el corazon. Limpiarse, lavarse los sentimientos, como estirpar las tripas de la memoria, que liquida se vertira ausente por el sifon de la regadera.

Asi que aqui esta, sin maquillaje, desnuda ante los lectores, la historia mas inhinbida jamas contada, una historia sin ningun rasgo visceral, sin tono cortante, sin climax ni puntos de quiebre, neutral, recta, constante. Infinita. Continua.
La Reina de la Tristeza
La Indecisa siguio caminando por el sendero, cada vez mas cansada, mas dormida, mas impotente, cada vez mas caminando por el cada vez mas sendero. Sintiendose tonta y desgraciada se detuvo a respirar profundo para seguir caminando. Continuo caminando asi, deteniendose algunas veces para respirar, otras veces para sonreir. cada vez mas respirando, cada vez mas sonriendo. De este modo, caminando, respirando y sonriendo, la indecisa marcaba asi su sin destino, un rumbo inexistente que aguardaba por ella sentado en una mecedora que chillaba del peso contra la madera. Chillaba la mecedora y el rumbo inexistente tomaba de su vaso de Ginebra. cada vez mas Chillaba, cada vez mas Ginebra.
Cada vez mas perdida en su camino pegajoso, la indecisa, interrumpio abruptamente su caminar hacia la Ginebra y la mecedora chilladora del rumbo inexistente. Se ocupo del pensamiento constante que la atormentaba hace tabaco y medio. Dedujo en tres tiempos que su caminar era innecesario y absurdo. cada vez mas innecesario, cada vez mas absurdo.
Este sin sentido de su intenso caminar le resulto extrañamente interesante, perverso. Audaz.
Sintio el morbo desgastante que la obligo a caminar nuevamente por el sendero, pero esta vez ella sabia que su caminar, era el acto mas inutil y rastrero que habia sobre la faz de la tierra.
Esta inperceptible satisfaccion de caminar por enredarse con lo banal y lo indeterminante. Caminar por ser la criatura mas inservible de la existencia, caminar por sentir lo poco que se necesita que alguien camine sin rumbo alguno. Se sintio intocable, infinita. cada vez mas intocable, cada vez mas infinita. Viva.
El rumbo inexistente que la esperaba en su mecedora que chillaba contra la madera, no soporto tal insensatez y revento su vaso de Ginebra contra el sendero. Rompio sin justificacion todas las ventanas hasta que llego la policia.
Ella, siguio caminando por perversion, por deseo carnal, por sentirse sucia. Caminando, sonriendo y respirando. Ya no impotente, pues habia encontrado en el caminar, su desahogo externo para los escollos mas oscuros de su caminar dormido, su caminar. Su medio y su fin.
Hacia la juventud, hacia lo insoportable, hacia el ruido, hacia los ojos brillantes.
Me resulta nostalgico ver las cadenas rotas y sentirme libre.
Porque no habia nada como cuando peleaba por safarme de ellas, esa sensacion de aprisionamiento y de deseo. Ahora, que puedo caminar, no tengo nada porque hacerlo. Ya no hay cadenas, extraño los excesos de la innedita revolucion.
Menos, mucho menos.

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